08/09/2024
Lakhovsky was convinced that it was possible to stimulate the cells so that their electrical oscillation returned to normal and thus reverse the pathological state. But how do you know what the appropriate wavelength and frequency will be for each cell? After numerous experiments, he built a device capable of producing an electromagnetic field that reproduced all the interesting frequencies. Stimulated in this way, each cell can vibrate in resonance with its own frequency. Nowadays it is very easy to make a similar instrument. His device consisted of an emitter and a receiver based on the "oscillating circuit" that he had already used successfully for many years. His previous experiences with plants and animals in which certain types of tumors were caused and which returned to normal with a simple open circuit (which I will describe in the next chapter) are notable. It was, therefore, an oscillator that reproduced all fundamental wavelengths from 10 centimeters to 400 meters, with all frequencies between 750,000 cycles per second to 3,000,000,000, also emitting numerous harmonic frequencies that extended the range from 1 at 300 trillion beats per second. Among this scale of vibrations are all the vibratory possibilities of the cells of our body and, therefore, it is achieved (through the phenomenon of resonance) that they recover their energetic and functional normality.
Lakhovsky estaba convencido de que era posible estimular a las células para que su oscilación eléctrica retornase a la normalidad y así revertir el estado patológico. Pero ¿cómo saber cuál será la longitud de onda y la frecuencia apropiada para cada célula?Después de numerosas experiencias construyó un aparato capaz de producir un campo electromagnético que reproducía todas las frecuencias interesantes. Estimulada de esta forma cada célula puede vibrar en resonancia con su propia frecuencia. Hoy en día es muy sencillo realizar un instrumento semejante.Su aparato consistía en un emisor y un receptor basados en el «circuito oscilante» que ya había utilizado con éxito durante muchos años. Son notables sus experiencias previas con plantas y animales a los que se provocaban determinados tipos de tumoraciones y que retornaban a la normalidad con un simple circuito abierto (que describiré en el próximo capítulo). Se trataba, por tanto, de un oscilador que reproducía todas las longitudes de onda fundamentales desde 10 centímetros a 400 metros, con todas las frecuencias entre 750.000 ciclos por segundo a 3.000.000.000 emitiendo, además, numerosas frecuencias armónicas que ampliaban la gama desde 1 a 300 trillones de pulsaciones por segundo. Entre esta escala de vibraciones se encuentran todas las posibilidades vibratorias de las células de nuestro organismo y, por tanto, se consigue (por el fenómeno de la resonancia) que recuperen su normalidad energética y funcional.