
19/04/2025
Dios mismo prometió salvarnos y lo cumplió en la cruz a través de Jesucristo, desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento:
El sacrificio de Jesús no fue un plan improvisado... fue una promesa eterna.
Desde el principio, Dios anunció que Él mismo vendría a salvarnos.
No envió a un mensajero cualquiera. Él vino en persona.
“Yo, yo soy Jehová; y fuera de mí no hay quien salve.”
— Isaías 43:11
“He aquí, Dios vendrá con retribución; Dios mismo vendrá, y os salvará.”
— Isaías 35:4
Y lo hizo. Tomó forma humana, vivió entre nosotros, y dio su vida en la cruz.
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros...
— Juan 1:14
“Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.”
— Colosenses 2:9
Jesús no fue un simple profeta, fue Dios manifestado en carne, cumpliendo su promesa de redención.
Y en la cruz, no solo murió un hombre...
el Creador dio su vida por su creación.
”Nadie me la quita (la vida), sino que yo de mí mismo la pongo...”
— Juan 10:18
Él es el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el que es, el que era y el que ha de venir.
— Apocalipsis 1:8
Hoy, recordamos ese sacrificio con gratitud, sabiendo que .
el mismo Dios que nos creó, nos amó tanto, que pagó el precio por nuestra libertad.
¡Gracias Jesús, único Dios verdadero y nuestro Salvador eterno!