21/06/2024
EVITA EMPEORAR TU SITUACIÓN
Desde nuestro primer momento de lucidez hasta el último, todo es cuestión de supervivencia y es así que aunque a ratos la vida parezca noble con algunos, bastaría unos segundos estar en el fuero interno de cada uno para confirmar que vivir no es una tarea fácil.
El futuro, el éxito, el bienestar, la salud, etc., son tópicas diarias que nos llenan de preocupación y nos encienden la alerta para desarrollar los cursos de acción necesarios para sobrellevar nuestra situación de manera exitosa.
Sin embargo, muchas veces por más que lo deseamos, la adversidad nos pone en apuros y somos presa de la desesperación, la cual nos puede jugar un mal rato si no sabemos gestionarla.
Las reglas de la existencia no las pusimos nosotros por lo cual es sensato pensar que nunca tendremos un mundo hecho a medida y en cualquier momento nuestra zona de confort se puede venir abajo, cambiando drásticamente el panorama dejando incertidumbre en nuestra realidad.
Una eventualidad, un infortunio o un mal cálculo siempre traen consigo angustia, miedo, depresión y preocupaciones, situación que pone a prueba el éxito de nuestras estrategias de supervivencia y adaptación.
Si tenemos defensas funcionales podremos sobrellevar la adversidad y reducir el tiempo de duración de las crisis emocionales; caso contrario, quedaremos estancados en las emociones negativas, lo cual es dañino para nuestros pensamientos y voliciones.
Desde la Psicología se pueden identificar pensamientos y actitudes que impiden gestionar eficazmente las adversidades empeorando aún más su impacto emocional.
Aislamiento: ante un mal momento evitar la interacción y buscar la soledad hace que nos enfoquemos más en la situación aflictiva dado que al evitar el contacto social o la plática se coarta la manera natural de desahogar las pesadumbres.
Aferrarse al Pasado: es usual que ante un presente dificultoso o una pérdida busquemos refugio en una situación más gratificante vivida un tiempo atrás, recordando y reviviendo momentos agradables; mas al despertar a la realidad, ese contraste con la vivencia actual nos hace más dolorosa nuestra situación dificultando su elaboración.
Los Psicoactivos: ante un episodio doloroso, no es extraño recurrir al alcohol o las dr**as que en cierta manera atenúan nuestro malestar; sin embargo, de forma colateral pueden ocasionar un declive en las situaciones familiares, económicas, laborales o de pareja resultando estrategias ineficaces para afrontar las crisis emocionales.
Inactividad Física: es también probable que la depresión disminuya las ganas de realizar actividades recreativas u otras de esparcimiento; sin embargo el ejercicio es un buen recurso para reducir el estrés y mejorar el malestar emocional por lo que la inactividad no es recomendable en las horas bajas.
Por lo señalado en esta modesta reflexión, nuestro malestar emocional ante las diversas circunstancias que lo provocan siempre puede empeorar según las actitudes o pensamientos que elegimos a tiempo de hacerles frente.