10/09/2025
"Hay una extraña ilusión que atraviesa los ojos y se instala como certeza: que lo que se ve es lo que es. Pero no. No vemos el mundo. Nos vemos a nosotros mismos proyectados sobre un espejo llamado realidad. Y cuanto más sucia esté el alma, más distorsionado parecerá el cristal.
La mente condicionada no percibe: interpreta. No recibe: traduce. No siente: filtra. Cada juicio que lanzas afuera, cada emoción que atribuyes al otro, cada belleza o fealdad que señalas, habla más de tu estado que del objeto observado. La mirada humana no es neutra; es un pincel cargado de historia, heridas, deseos y miedos. Pintamos el mundo con nuestras sombras o con nuestra luz.
El dolor que vemos es, muchas veces, el eco del propio. La injusticia que nos indigna, el grito de lo que no hemos sanado. La belleza que nos emociona, el reflejo de lo que somos capaces de reconocer en lo profundo. La vida no está allá afuera. La vida está aquí adentro, vibrando con cada percepción.
El que ha limpiado su interior ve la pureza hasta en el caos. El que ha abrazado su sombra ya no teme la oscuridad del otro. El que ha encendido su llama interior no busca más luz en los templos del mundo. Y el que ha hecho silencio en su mente, por fin puede oír el susurro verdadero de las cosas.
Transformar tu mundo no requiere que el mundo cambie. Requiere que tú lo hagas. Pulir tus ojos, desprogramar tu percepción, rendirte a la posibilidad de que todo cuanto te rodea es tu reflejo. No se trata de culpa, sino de poder. No se trata de magia, sino de consciencia.
Quien cambia su Ser, cambia su mundo. No como idea, sino como evidencia palpable. Porque al sanar tu mirada, el mundo deja de estar enfermo. Al despertar tu presencia, el mundo deja de ser una amenaza.
Al amar tu existencia, el mundo entero se vuelve un acto de amor.
Y entonces, por fin, no ves lo que crees... sino que ves lo que Es."
Encontrado en la web.