26/11/2025
Cómo el SOBREPESO comprime tus órganos y altera tu respiración sin que lo notes
El SOBREPESO no solo modifica la apariencia externa del cuerpo: ejerce una presión constante y silenciosa sobre los órganos internos, alterando su funcionamiento y afectando procesos esenciales como la respiración, la digestión y la circulación. A medida que se acumula grasa visceral —la que se encuentra alrededor de los órganos— el espacio dentro del abdomen disminuye y las estructuras internas comienzan a desplazarse, comprimirse o trabajar bajo tensión continua. Estos cambios, que suelen desarrollarse de manera gradual, pueden pasar desapercibidos durante años, pero su impacto fisiológico es profundo.
La grasa abdominal en exceso empuja el diafragma hacia arriba, reduciendo su capacidad de moverse libremente durante la inhalación. Este músculo es el principal responsable de la respiración, y cuando pierde movilidad, los pulmones no pueden expandirse por completo. Como resultado, disminuye la ventilación alveolar, se reduce la entrada de oxígeno y el cuerpo comienza a depender de respiraciones más superficiales y rápidas para compensar. Muchas personas con sobrepeso experimentan fatiga, falta de aire o sensación de “no poder llenar bien los pulmones” sin saber que el problema es estrictamente mecánico.
Este desplazamiento del diafragma también altera la presión interna del tórax, afectando el retorno venoso y obligando al corazón a trabajar más para mantener un flujo sanguíneo adecuado. Con el tiempo, esta sobrecarga contribuye a hipertensión, palpitaciones, menor tolerancia al esfuerzo e incluso trastornos respiratorios durante el sueño, como apnea obstructiva, donde la vía aérea se colapsa parcialmente y reduce drásticamente la oxigenación nocturna.
En el abdomen, la acumulación de grasa visceral comprime órganos como el estómago, el intestino y el hígado. Este aumento de presión interna ralentiza la digestión, favorece el reflujo gastroesofágico y altera la motilidad intestinal, generando inflamación, distensión, estreñimiento o malestar crónico. El hígado también se ve afectado, ya que la grasa acumulada en su interior —esteatosis hepática— interfiere en su capacidad de desintoxicar, metabolizar grasas y regular hormonas.
Los riñones, por su parte, reciben menor flujo sanguíneo debido a la combinación de compresión abdominal y presión arterial elevada. Esto obliga al sistema renal a trabajar con mayor esfuerzo, reduciendo su eficiencia y aumentando el riesgo de daño progresivo. La elevación sostenida de presión dentro del abdomen también afecta la circulación hacia las piernas, favoreciendo edemas, várices y sensación de pesadez.
El sistema respiratorio es uno de los más afectados. Las vías aéreas superiores pueden estrecharse por el depósito de grasa en el cuello y la base de la lengua, dificultando el paso del aire y aumentando el riesgo de ronquidos y apnea. A nivel pulmonar, la reducción de espacio torácico limita la capacidad vital —el volumen máximo de aire que los pulmones pueden manejar— comprometiendo la oxigenación, la resistencia física y la recuperación después de esfuerzos simples.
Lo preocupante es que estos cambios ocurren de forma progresiva y silenciosa. El cuerpo se adapta temporalmente—respiración más rápida, postura encorvada, patrones digestivos alterados—pero esa adaptación tiene un costo metabólico elevado: mayor inflamación, mayor desgaste del sistema cardiorrespiratorio y menor eficiencia energética.
La buena noticia es que incluso reducciones modestas de peso —entre un 5% y un 10% del peso corporal— alivian significativamente la presión sobre los órganos, mejoran la movilidad del diafragma, aumentan la capacidad pulmonar, regulan la presión arterial y mejoran la digestión y la calidad del sueño.
En síntesis, el SOBREPESO no es solo un exceso de masa corporal: comprime tus órganos, limita tu respiración, sobrecarga tu corazón y altera procesos vitales sin que lo notes. Comprender esta dinámica permite tomar decisiones preventivas que restauren el funcionamiento natural del organismo y mejoren la salud a largo plazo.