17/10/2025
A veces parece que criar y educar se ha vuelto una carrera. Que si no leen a los cinco, ya van tarde.Que si no memorizan, si no rinden, si no destacan… algo estamos haciendo mal.
Y no es verdad.
Cada cerebro tiene su ritmo. Y la prisa rara vez ayuda; casi siempre desconecta.
Presionamos por miedo: miedo a que se queden atrás, a que no estén listos,
a que el mundo no los espere.
Pero el aprendizaje no nace del miedo,
nace de la curiosidad y del vínculo.
Una educación neuroconsciente entiende eso. Sabe que antes de aprender, un niño necesita sentirse seguro, mirado y en calma. Porque un cerebro en alerta no aprende, se defiende.
No se trata de hacer menos,
se trata de hacer con sentido.
De confiar más en el proceso
y menos en el calendario.
Tomada de la página de Mariana Ocampo