28/08/2024
Así como un árbol no elige donde crecer, así un niño llega a una familia y se desarrolla no solo físicamente sino como persona de acuerdo a lo que su familia le puede ofrecer. Lo que sea que reciba el niño no lo va a cuestionar y se va aferrar a ese vínculo con su familia con toda la fuerza que brinda el amor. El niño no cuestiona si sus padres son buenos o malos, si hacen lo correcto o no, simplemente acepta y ama, su amor es tan fuerte que está dispuesto a sacrificar su vida y su felicidad para salvar su relación con ellos.
Y así es como llegamos a adultos, a veces, sin las habilidades necesarias para construir relaciones estables o sin saber reconocer nuestro propio potencial. Será de adultos que nos toca trabajar y descubrir en nosotros mismos, los tesoros que quedaron enterrados, porque no tuvimos el abono necesario para desarrollarlos.