16/03/2025
La relación de pareja es en realidad un espacio en el que podrías aprender sobre ti mismo y madurar
¿Y el enamoramiento? La experiencia de sentir mariposas en el estómago es maravillosa y hay que vivirla.
El enamoramiento es muy bonito, pero NO es amor maduro sino infantil. El enamoramiento genera dependencia. A poco andar hay que transformarlo en amor a segunda vista, porque el amor genuino es aquel que te libera, te hace ser tu mismo.
Cuando me entiendo a mi, te entiendo a ti
Ese entendimiento viene del Amor. La falta de Amor a nosotros mismos, nos hace sentir y percibir nuestra vida como carente de afecto, falta de apoyo y de atención. Cuando descubrimos nuestro propio Amor y lo compartimos, surge la ternura, la generosidad, la compasión.
¿Qué es lo que tengo que aprender sobre mi mismo?
A tomar conciencia de la experiencia relacional temprana con mi madre y padre, o cuidador o figura de apego... cómo aprendí a regular mis estados del ser: emociones, fisiología, mente..., de manera de recuperar por mi mismo el equilibrio homeostático cuando lo pierdo.
Cada día hay más conciencia de que experiencias tempranas que vivimos durante nuestra crianza en que recurrentemente no fuimos tratados como un Otro legitimo Otro en la convivencia por nuestro cuidador principal (madre), sino como si fueramos un objeto para ser "educado" por un adulto (de manera muy generalizada, casi nadie escapa) deja su huella, como "trauma doloroso" o "herida de nuestro yo niño interior", no procesada, en las memorias inconscientes de nuestro cuerpo-psiquis.
¿Cómo puedo saber quién soy?
"La identidad es nuestra existencia física y psicológica, que se vuelve real principalmente al sentirla". (Franz Ruppert, 2020)
Sólo puedo saber quién soy haciendo consciente lo inconsciente, permitiendo que mi conciencia de mí mismo sea lo que he experimentado, lo que me ha sucedido, estando dispuesto a darme a conocer lo que me ha sido negado o escindido, y sintiendo en mi cuerpo. Decir algo sobre mí desde mi intelecto está sólo en mi intelecto, y no tiene plena vigencia si no se siente y experimenta en mi cuerpo.
Quien se Ama actúa reflexivamente y Ama; sana sus heridas y traumas, en vez de reaccionar como títere de la tiranía de su pasado, o enactuar estrategias de sobrevivencia a la triada del trauma temprano (¡No deseado!; ¡No bien cuidado y sin apego seguro!; ¡No protegido!) y su derivado: perpetrar y traumatizar a otros y por tanto volver a traumatizarse.
Somos seres atriciales, nacemos prematuros en el sentido de que a diferencia de otras especies no nos valemos por sí mismos hasta muchos años después de ser alumbrados, y necesitamos (en los primeros años de gestación extra-uterina) de la misma sensación de amor que nos constituye como seres sanos psíquica y corporalmente o bioquímicamente que vivimos en mayor o menor grado en el vientre materno desde nuestra concepción y durante toda la gestación intra-uterina.
Si no experimentamos el amor de la contención y cuidados y regulación de la homeostasis apoyados por nuestras madre, u otra figura de apego seguro, y no hay reparación de los fallos en al menos un 30% de los desencuentros o falta de regulación emocional, vivimos las sensaciones de un trauma ya que solos o con miedo no podemos valernos Solos a edad temprana.
Nadie pasa por la infancia sin sufrir dolor emocional. Aunque los dos progenitores hayan sido personas que se relacionan con el bebé con un apego seguro el niño crece en un mundo principalmente inconsciente de esa necesidad en la sociedad en que convivimos. En la adolescencia y durante la vida adulta se van añadiendo más emociones dolorosas y fuertemente negativas. Todo el dolor que no se enfrenta con el propósito de aceptarlo y dejarlo atrás termina uniéndose para formar un campo de energía que reside en las células mismas del cuerpo. Este campo de energía, hecho de emociones viejas, se constituye en una tiranía del pasado y en el cuerpo del dolor, en una nube negra que atrae más dolor y resonancia con la negatividad de supuestos “líderes” traumatizados que azuzan la violencia y el desparpajo y se convierten en perpetradores de más violencia y trauma.
Cada día hay más conciencia de que el psicotrauma es el resultado de experiencias tempranas durante la crianza que vivimos porque (de manera muy generalizada, casi nadie escapa) no somos tratados como un Otro legitimo Otro en la convivencia, sino como si fueramos un objeto para ser "educado" por un adulto. Así, de bebé, quedamos desconectados de nuestras emociones y no aprendemos a regular nuestros estados emocionales y mentales.
En zoología, las crías altriciales son aquellas que nacen ciegas, sin los conductos auditivos abiertos, prácticamente sin pelo o plumas y con una movilidad muy limitada. Su organismo debe madurar después del nacimiento para alcanzar las características del individuo adulto y requiere un largo proceso de aprendizaje. En el caso contrario, cuando las crías nacen ya muy desarrolladas, se denominan especies precociales.
La especie humana es altricial, ya que los humanos al nacer son desvalidos y necesitan un largo tiempo de desarrollo. Existen dos hipótesis para explicar la altricialidad humana. Una es el dilema obstétrico, que sostiene que la locomoción bípeda supondría un estrechamiento del canal pélvico, lo que supone límites al tamaño de la cabeza del recién nacido. La otra es la hipótesis metabólica, que supone que el desarrollo cerebral requiere unos recursos energéticos que condicionarían el desarrollo fetal y la duración de la gestación. Para algunos autores, las dos hipótesis no son excluyentes, sino que las dos pueden ser ciertas.
Materialmente y psíquicamente existimos desde que un óvulo es fecundado por un espermio y existimos en el contexto y estructuralmente somos o no las hormonas y sustancias químicas del Amor o del Miedo y la angustia y la ansiedad, de nuestra madre y de las que ella produce por su relación con el padre y otros y del TRAUMA que nos acontece al vivir esas emociones en el periodo de gestación intra uterino y fuera del útero en los primeros años de vida (por ser un hijo no deseado, no cuidado como lo necesitamos, o no protegido apropiada y efectivamente).
Existe un cóctel específico de siete sustancias químicas cuyas alteraciones hacen que sintamos esa sensación que llamamos AMOR:
Dopamina. ...
Norepinefrina y adrenalina. ...
Feniletilamina. ...
Oxitocina. ...
Endorfinas. ...
Acetilona, endovalium y gonadotropinas.
Otras son las sustancias que secretamos ante el Miedo:
La adrenalina nos pone en un estado de vigilancia alta ante un estímulo amenazante y el cortisol –hormona que producen las glándulas suprarrenales– ayuda a los músculos a liberar más azúcar. Ambos alertan para escapar, esconderse (o congelarse o disociarse) o enfrentar el peligro.
Para gobernarse a sí mismo y fluir y reírnos de los pensamientos obsesivos o parar el diálogo interno inútil e irreflexivo es prerequisito haber superado los traumas tempranos.
El trauma no es solamente un evento que sucedió en algún momento en el pasado; es también el dolor dejado por esa experiencia en las memorias del cuerpo que nos lleva a reaccionar en vez de actuar reflexiva y serenamente.
Somos seres interconectados o vinculantes, interdependientes que necesitamos coregularnos con otros, la posibilidad de contar y sostenernos con otros es tan importante como tener herramientas o recursos de autoregulación, autocontrol y autónomos; porque no podemos depositar o entregar nuestro bienestar emocional a otros y depender de otros para satisfacer todas nuestras necesidades; solo asi podemos convertirnos en seres humanos adultos y maduros desarrollados en forma saludable. Sole Grunert
Como sociedad no nos hacemos cargo de que estamos creando seres traumatizados, seres que no usan la capacidad reflexiva humana sino que reaccionan cada vez que un evento nimio o no gatilla las emociones de las vivencias de trauma temprano alojadas como memorias en nuestro cuerpo-psiquis.
El trauma no se limita a eventos impactantes; es una experiencia de miedo o dolor que no ha sido procesada ni integrada adecuadamente en nuestro cerebro, en especial durante nuestra fase de desarrollo. El trauma emocional surge de situaciones que nos hacen sentir profundamente inseguros y, en muchos casos, impotentes, pero sobre todo surge del no tener un apoyo emocional que nos ayude a digerir e integrar esa experiencia y las emociones abrumadoras que esto genera.
El trauma puede derivar de un solo suceso o formar parte de experiencias continuas, como la forma en la que crecimos, el abuso crónico, la intimidación, la discriminación o la humillación o la falta de apoyo y la falta de acompañamiento en estas experiencias y emociones incómodas e intensas. Si bien algunas experiencias traumáticas también pueden causar daño físico, como un accidente automovilístico o una agresión sexual, no es necesario sufrir una lesión física para experimentar un trauma emocional.
Reconocemos el trauma emocional por la persistente sensación de inseguridad, acompañada de emociones desafiantes como el miedo y la ansiedad. A menudo, viene acompañado de síntomas físicos como insomnio crónico, pesadillas y otros problemas de salud. El daño emocional del trauma a menudo puede ser más dañino y difícil de recuperar que las lesiones físicas, ya que el trauma en realidad puede alterar la forma en que funciona nuestro cerebro, especialmente cuando ese trauma es o fue crónico.
En resumen, el trauma no radica en el evento en sí, sino en cómo lo interpretamos, en cuán impactante fue y en cuánta inseguridad nos genera. Además, es fundamental contar con alguien que nos ayude a manejar y procesar estas emociones intensas.
"El bienestar y la salud mental no consisten en estar siempre felices, sino en aprender a gestionar las emociones difíciles."
"La mayoría de nuestras tensiones y frustraciones provienen de necesidades compulsivas de actuar el papel de alguien que no somos. Estamos constantemente tratando de estar a la altura de las expectativas de los demás, o de ajustarnos a alguna noción preconcebida de lo que deberíamos ser.
Cuando tratamos de ser alguien que no somos, ponemos una gran cantidad de presión innecesaria sobre nosotros mismos. Esto puede conducir a sentimientos de ansiedad, ira y depresión. Es importante aceptarnos por lo que somos, y no dejar que las expectativas de los demás dicten nuestras vidas. ” - János (Hans) Selye, M.D., El estrés de la vida.
No se preocupe, si usted no quiere hablar de lo que le duele, su cuerpo lo hará por usted (con síntomas físicos de malestar o de enfermedad)... y los demás lo observarán también en sus reacciones impulsivas o irreflexivas en vez de reflexivas y serenas ante lo que es tal cual es. Le sucede porque usted se desconecta de su cuerpo y emociones cuando acaece algo que lo estresa.
Los síntomas
"Un síntoma habla de una desconexión entre los centros de consciencia somático y cognitivo. El síntoma, es por tanto, un intento de re-conexión que necesita patrocinio para que la persona recupere su alineado y armonía y así pueda abrirse a un campo de múltiples posibilidades.
Un síntoma busca reestablecer una homeostasis rota, fracturada, en donde la consciencia-Yo, no es capaz de tolerar y ceder a las nuevas necesidades del sistema. La alostasis del sistema se agotó." Dr. Christian Thomas Torres
En biología, la alostasis describe el proceso a través del cual el cuerpo sometido a situaciones de exigencia o estrés logra recuperar su estabilidad (homeostasis) realizando cambios de comportamiento fisiológico o psicológico que le permitan mantener un equilibrio estable, considerando también las exigencias futuras. Esto puede llevarse a cabo por medio de la alteración en las hormonas del eje HHA, el sistema nervioso autónomo, las citoquinas, o una variedad de otros sistemas, y generalmente es adaptativa en el corto plazo. La alostasis es esencial para mantener la viabilidad interna en medio de condiciones cambiantes.
La alostasis se caracteriza por: proponer una "estabilidad a través del cambio"; cambiar el medio interno del organismo para enfrentar perturbaciones.
La alostasis es la capacidad para recuperar el equilibrio, y en los casos de apego inseguro es rígida: no cuento con los cuidadores solo cuento conmigo. Los puntos de alostasis para mantener el equilibrio son pocos y entonces el patrón evitador y el patrón ambivalente es rígido, siempre hace lo mismo.
En el caso del evitador retirarse siempre es la respuesta (es lo que dicen las personas cuando pelean con alguien evitador: "siempre haces lo mismo, te vas". Obvio es el punto alostático que tiene para mantener su homeostasis: retirarse, irse, salirse del foco que lo tensiona. ¿Qué hace el de apego ambivalente? Se acerca y se apega a aquello que le produce la ansiedad. Pelea con su pareja y luego se aferra. "No me dejes, no me dejes sola, no me dejes Solo. Si tú te vas yo me muero". El foco que le produce la ansiedad lo atrae, no puede hacer otra cosa. Alostasis rígida, por lo tanto la homeostasis se ve mucho más difícil de mantener. El intento de mantener el equilibrio interno falla.
En otras palabras hay un aferramiento a viejas formas de funcionar habitualmente dadas por identificaciones y lealtades a la familia de origen o modos de actuar homeostáticos rígidos y poco actualizados que quedaron en las memorias del cuerpo por un trauma temprano. La sanación requiere una reconexión entre la mente y el cuerpo.
¿Te has preguntado porqué reacciona en Piloto Automático en vez de Actuar luego de reflexionar serenamente?
Son los síntomas (lo que hacemos) los que revelan el trauma no resuelto. Y resulta que es casi universal que padezcamos esa enfermedad mental que es reaccionar impulsiva e irreflexivamente cuando algo o alguien nos saca de nuestra seguridad o confort.
No existe tal cosa como reaccionar exageradamente. No lo hay. Es sólo que aquello a lo que estás reaccionando puede no estar presente. Puede que no sea lo que tienes delante. Puede haber sido gatillado por la "tiranía del pasado", una distorsión del tiempo psicoemocional que nos impide habitar el momento presente.
Esas reacciones entran en la categoría de estrategias de supervivencia a un trauma, y son la forma en que la psique nos mantiene vivos en medio de circunstancias que experimentamos como amenazantes para la vida o insoportables.
Ó, en otras palabras, por las memorias almacenadas en el cuerpo y psiquis o memoria procedural implícita (el recuerdo de cómo hacer precisamente las cosas, no requiere ninguna recuperación consciente, y se almacena en los ganglios basales y el cerebelo), que aprendimos repitiendo miles de veces esa respuesta (de lucha, huida, congelamiento, disociación, negación, o complacencia...) en la interacción o relación con los adultos que nos criaron (las figuras de apego primaria y secundarias), desde bebé e incluso desde la concepción.
El trauma en tu relación con tu madre y/o padre (trauma relacional) que padeciste en la infancia (por falta de “apego seguro” en tu crianza), o incluso antes de nacer, convierte la incertidumbre en inaceptable para ti, y en miedo y te impide reflexionar antes de actuar serenamente.
Cuando sanas tu trauma temprano (derivado de haber sentido que no fuiste un hijo deseado o que llegaste inoportuno, o de haberte sentido no querido o no protegido) la incertidumbre es perfectamente aceptable, y deriva en un aumento de la vitalidad, en un estado de alerta y en creatividad.
Sólo puedo saber realmente quién soy y llevar una vida saludable si comprendo el papel central de la tríada de traumas (¡No deseado!, ¡No bien cuidado!,¡No protegido!) en mi propia infancia (dado el estilo de apego y sabiduría o no de mis progenitores), cómo me adapte para sobrevivir, el impacto en mi propia identidad, y me tomo en serio a mi mismo y a mis reacciones irreflexivas actuales, gatilladas por la tiranía del pasado: el trauma temprano.
Si no hemos madurado llevamos un bebé que echa de menos la unión, el amor incondicional cuando nuestras necesidades estaban cubiertas en el vientre de mamá. El sentimiento de confluencia según la psicología evolutiva dura hasta los 8 meses de vida. En principio la mamá y todo lo que existe a su alrededor está a su servicio para cubrir sus necesidades.
Todos los que no han madurado llevan ese niño interior que anhela esa sensación de plenitud, el amor incondicional, ese paraíso perdido que sentíamos en el vientre de mamá. Lo busca en sus padres y, como ellos, no pueden cubrirlo porque también llevan lo suyo no resuelto. Además los padres tienen que frustrarlo para la socialización; esto forma parte del desarrollo sano del ser humano. Todo lo no solucionado con los padres durante la infancia, luego lo busca y lo reclama en la relación de pareja.
Todo lo que no ha colmado en la relación con los padres, la persona inmadura busca que la pareja lo cubra. Lleva(mos) agujeros en el alma, partes que no se han desarrollado, que no están en plenitud y de alguna manera cada ser humano tiene en su interior un niño caprichoso que le exige a la pareja que cubra sus necesidades de cariño, de sentirse visto, y se siente con derecho de exigirle al otro miembro de la pareja que le de lo que necesita. Y así inmaduros vamos a la pareja. Empieza la competitividad en la pareja que destruye la relación.
La relación de pareja es el reflejo de la relación con uno mismo
Cuando el niño o la niña herida que habita en nuestro interior espera inconscientemente que el otro le llene sus huecos del alma, surgen los problemas y cargamos al otro.
- Bert Hellinger: Su enfoque sistémico y fenomenológico busca captar la realidad relacional tal como se muestra sin juicios teóricos previos y enfatiza el amor como *actos concretos* que restablecen equilibrios en relaciones y familias (ej.: reconciliación, respeto a jerarquías, dar y tomar en justa medida). El amor no es solo emoción, sino un movimiento práctico que sostiene vínculos.
Rechaza el amor como mero sentimiento pasivo; lo entiende como una *práctica consciente* que requiere iniciativa y compromiso.
Insiste en que el amor auténtico exige "responsabilidad" hacia el sistema (familia, comunidad). Por ejemplo, honrar a los ancestros o reparar exclusiones pasadas son actos de amor que restauran el orden y la pertenencia, pero eso es un tema adicional...
Solo decir que Bert Hellinger parte de una perspectiva fenomenológica y sistémica, priorizando la reparación de dinámicas relacionales disfuncionales, visibles y concretas.
Desde su enfoque fenomenológico, el amor es un *acto concreto* que se manifiesta en *movimientos sistémicos* (ej.: reconciliación, respeto a los órdenes familiares, inclusión de excluidos). No se trata de emociones abstractas, sino de acciones que restablecen el equilibrio en las relaciones.
Para Hellinger, el amor auténtico implica *aceptar lo que es* (fenomenología de lo dado):
- Reconocer el lugar de cada miembro en el sistema familiar.
- Actuar para restituir exclusiones o deudas invisibles (ej.: un hijo que "sana" al incluir en su psiquis o Alma a un padre ausente).
El amor en acción implica *crecimiento espiritual y sistémico*, donde el individuo se integra armoniosamente en redes de relaciones, superando egocentrismos.
El amor es como un camino de *madurez y trascendencia*, donde el individuo se redefine a través de su capacidad de actuar amorosamente.
Al convertirnos en "sujetos de amor", trascendemos la lógica del reclamo ("¿quién me amará?") para asumir una *responsabilidad ética* hacia el otro. Esto se alinea con la idea hellingeriana de que el amor maduro requiere *dejar de exigir* y empezar a *dar en sintonía con el orden del sistema*.
Una relación de pareja es un acuerdo entre dos adultos y no la incondicional relación materno o paterno filial que a veces anhelamos... esa mamá y ese papá perfecto que cubra nuestras necesidades y que sentimos que no tuvimos. En la medida que acepto a mis padres y a mi infancia tal y como fue, dejo de exigirle a la pareja.
La solución pasa porque cada uno tome a su niño/a interior en sus manos y se haga cargo de las necesidades que tiene cada uno, en vez de volcarlo en la pareja. Si el otro miembro de la pareja hace lo mismo, la relación fluye en armonía.
Cuando buscamos que la otra persona nos haga felices, porque nosotros no somos capaces de hacernos felices por nosotros mismos, esa es la clave para que la pareja se rompa. Es importante estar bien con uno mismo y conocerse uno mismo, para que pueda funcionar nuestra relación de pareja.
Cada persona para convertirse en un adulto sano tiene que convertirse en el padre y la madre ideal de si mismo y acabará transformándose en un manantial de abundancia.
Cuando una persona se desconoce a sí misma es imposible establecer una relación sincera y verdadera con el otro. Si me desconozco, estoy en el autoengaño.
La pareja me expone y me obliga a sacudir el polvo de mi propia alfombra; se levanta una polvadera y a otro generalmente tampoco le gusta mirarlo, porque le recuerda su propia polvareda que no quiere mirar y surge el conflicto.
No es solamente el Amor lo que consolida una relación, es el modo de relacionarse, el respeto, cuidarse, apoyarse, mirar en una misma dirección, ser feliz haciendo feliz al otro, mantenerse unidos en los mejores y peores momentos. Todo esto construye una base sólida para afianzar y ser feliz en el Amor.
La clave para tener éxito en una relación no es encontrar a la persona adecuada, sino aprender a Amar a la persona encontrada. El Amor es por lo tanto una "decisión", no es sólo un sentimiento.
Únicamente se puede amar lo imperfecto
Las madres perfectas no existen y eso asegura la salud de los hijos, que muchas veces avanzan, crecen y aprenden justamente por las “grietas” de la madre.
Lo mismo ocurre con la pareja, sólo podemos amar a una pareja imperfecta, humana, porque la pareja ideal nos haría sentir absolutamente pequeños y sin espacio para aportar nada de lo nuestro, ni crear.
En la imperfección del otro hay un espacio de acción, de aceptación y de comunión desde lo humano.
Entramos a una relación de pareja desde la vulnerabilidad, y en nuestro corazón llevamos a nuestros padres, imperfectos.
El afán de perfección, y el control que ello implica, oculta las ansiedades provocadas por el sentimiento de desamparo infantil e inseguridad.
Por eso mismo una clave para las parejas es ver lo esencial del otro, reconocerlo. Verlo completamente, a él (ella) y su circunstancia, de dónde viene, qué ha ocurrido antes, qué río de historia lo trajo hasta aquí frente a nosotros para compartir un tramo de nuestro camino de vida. Qué intercambio sí es posible entre nosotros dos y a qué cosas debo renunciar en esta relación.
Aceptando y reconociendo lo que es, es decir, la realidad y nuestro vínculo con ella, es que podemos tomar la vida en su plenitud.
Y tomar la vida en su plenitud es nuestra única y primordial tarea. Es la forma de honrar la vida que, como sea, nuestros padres nos dieron.
Digo “como sea” porque aquí intentamos excluir todo juicio o crítica, en principio, de cómo nos fue dada la vida, o qué ocurrió entre ellos.
Voy más allá: ni siquiera importa, para el hecho de que yo esté viva, si hubo verdadero amor entre ellos.
Hubo s**o, y eso basta.
Y ellos tuvieron el coraje de rendirse por unos segundos, a algo superior a ellos dos y sus voluntades, se rindieron a un impulso de vida, y eso generó mi propia vida.
Por eso al tomar la vida tal cual nos fue dada, sólo deberíamos enfocarnos en ese hecho abstracto, luminoso y potente, y no en toda la caterva de palabras, imágenes, juicios, proyecciones y expectativas irreales que a veces nos entorpecen esta mirada simple y justa de nuestro origen: dos personas que se rinden a una fuerza mayor y se arriesgan a dar vida. Como una luz que los atraviesa y que llega a mi, me hace a mi, soy yo misma.
Eso es “tomar la vida”, expresión que utilizamos muy a menudo en el marco de las Constelaciones Familiares.
Respirar, aspirar profundo e internamente decir sí a lo que me fue dado, para poder tomar responsabilidad de mis elecciones futuras en libertad, y con la responsabilidad y el amor que esté a nuestro alcance.
Y no se trata de una posición pasiva, todo lo contrario, recién desde esa base, es que podemos realizar los cambios que necesitemos para tener una vida más plena, y para, por ejemplo, “desidentificarnos” de aspectos negativos de nuestros padres o abandonar implicaciones familiares que nos dejan afectivamente atados a hechos y relaciones del pasado, sucesos ocurridos en nuestra familia que no han sido bien resueltos o “cerrados” (en el sentido gestáltico). Y que nosotros, generaciones después y movidos por un “amor ciego”, tendemos a repetir.
Recuerda que el destino determina quién entra en tu vida y que depende de ti decidir quién quieres que camine a tu lado, a quién permites que se quede, y a quién quieres dejar ir. Esa es tu responsabilidad.
Estar solo es una forma de conformismo. Prefiero resignarme y estar solo en vez de mirar lo que hay dentro de mí. Ver lo doloroso, lo que se ha ocultado. El verdadero trabajo con uno mismo está relacionado con una actitud valiente y no mediocre.
Para llegar a una relación de pareja primero tienes que resolver la relación contigo mismo. Una relación funciona cuando las dos personas están en un grado similar de evolución, de autoconocimiento y de “limpieza”. A veces, las relaciones se sostienen desde el conformismo y el autoengaño. También es una actitud aprendida, lo que suelen hacer los otros.
Una relación de pareja basada en el amor es una relación basada en la responsabilidad, cuando la persona asume las consecuencias de sus pensamientos y de sus emociones y no le exige al otro. Se la reconoce porque no hay exigencias ni condiciones. Eso significa que cada persona se está apoyando en sus propios pies, se siente entera y entonces se puede dar el compartir. No espera que el otro venga a salvarle, a complementar su carencia y a cubrir su desesperación.
Cuando dependes de alguien es imposible que le ames. Te conviertes en el vigilante de sus actos, cuando te sientes un compañero, la relación es auténtica, real y se establece el equilibrio en el dar y recibir.
¿Cómo encontrar pareja? ¿Cómo distinguir una relación auténtica? Son aquellas que aparecen cuando estás haciendo lo que deseas y siendo por tanto feliz, no aquellas que buscas para ser feliz. Haz lo que te apasiona, lo que te completa, y aparecerá la persona adecuada a ti.
Lo cierto es que arrastramos los patrones y las creencias que aprendimos en la infancia sobre nosotros mismos, los demás y el mundo, que nos condicionan. Inconscientemente me atraen las personas que fortalecen mis patrones de pensamiento. Si yo siento “yo no valgo”, surgirán personas que me lo harán sentir. Luego me bloqueo y desarrollo defensas para bloquear el dolor pero no para resolver el problema.
Algunos reconocen su problema, otros lo proyectan fuera: “Son los otros lo que me hacen daño a mí y yo estoy bien”.
Una relación “especial” es un intento de encontrar el consuelo y la paz de la devastación interna que siento por mis propias creencias. Cuando tratas de encontrar a alguien que amortigüe tu propio dolor. Es una fantasía.
Para entenderte a ti mismo es necesario dejar de temer al amor y atreverte a experimentarlo en todas las interpretaciones que el ego te mostrará. El amor no duele, lo que duele es la expectativa que generaste a su alrededor.
Llegar a la armonía total en una pareja requiere tiempo, consciencia y voluntad. El amor es necesario, por supuesto, es imprescindible pero hace falta también consciencia y sabiduría.
Amar es *hacerse cargo*, salir de sí mismo y actuar en pro de la conexión y el equilibrio.
AMAR es una decisión.
AMAR es dedicación y entrega.
AMAR es un verbo y el fruto de esa acción es el Amor.
AMAR a tu Pareja, significa Aceptarla, Valorarla, Respetarla, Darle tu Amor.
Y todo eso te hará FELIZ por AMAR.
Enamorándote sigues siendo un niño. Enamorándote maduras. Poco a poco el amor se convierte en una relación, se convierte en un estado de tu ser. No es que estés enamorado, ahora eres amor.
El Amor es como un ejercicio de jardinería. Arrancas lo que hace daño, prepara el terreno, siembra, se paciente, riega y cuida el terreno. Estate preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvias, más no por eso abandones tu jardín. Vive la experiencia.
Tomado del muro de :
💙Centro Bert Hellinger de Constelaciones Familiares - Psicoterapia💙