02/08/2025
Posted • Una planificación segura comienza por comprender la anatomía. No se trata solo de saber la técnica, sino de conocer dónde y por qué aplicar cada sustancia.
🔸 Ácido hialurónico (AH):
Su versatilidad permite distintas profundidades según el objetivo:
• En dermis media, para hidratación cutánea, con técnicas superficiales y retrógradas.
• En tejido celular subcutáneo (hipodermis), para proyección, contorno y volumen.
• En el subcutáneo profundo, se logra mayor soporte y estabilidad, con menor movilidad del producto.
🔸 Ácido poli-L-láctico (PLLA):
Bioestimulador que actúa promoviendo colágeno tipo I. Se aplica en el plano subcutáneo profundo, con técnica de malla o abanico, usando cánula para asegurar una distribución amplia y segura.
🔸 Hilos de PDO monofilamento:
Tienen como objetivo estimular colágeno y mejorar la calidad de piel. Se colocan en la hipodermis superficial o media, siguiendo los vectores naturales de tensión del rostro.
🔸 Hilos espiculados de tracción (PDO COG):
Para lograr efecto de tracción, deben colocarse en el subcutáneo profundo, justo sobre el SMAS. Las espículas deben anclarse de forma estable, respetando zonas de seguridad anatómica.
🔸 Policaprolactona (PCL):
Es un relleno bioestimulador con efecto prolongado. Se utiliza en el tejido subcutáneo profundo, especialmente en áreas de flacidez o pérdida de densidad dérmica, aportando firmeza y sostén.
Planificar con base anatómica es el primer paso para ofrecer resultados seguros, naturales y personalizados.