25/02/2018
Sentiy y soltar...sentir y soltar.
La Ciencia de la Relajación
Todos los métodos de relajación están inspirados en la relajación del yoga, que cuenta con miles de años de antigüedad. Es una extraordinaria medicina y sin contraindicaciones. Sus efectos psicosomáticos son excepcionales. Es de ayuda para todo el mundo.
La relajación de yoga
Como el yoga es el precursor de la ciencia psicosomática y la primera disciplina integral de la salud en el mundo, los yoguis fueron los primeros en concebir, ensayar y experimentar la relajación no solo como fuente de energía y vitalidad, sino también como procedimiento útil para el control psicosomático y la reintegración emocional. Asimismo, descubrieron que es muy beneficiosa para el cuerpo, la mente y las energías, y la convirtieron en un procedimiento fiable para acumular fuerza vital, e incluso la utilizaron para complementar otras técnicas de yoga.
Esto constató que los estiramientos y masajes facilitaban una relajación más profunda, lo que indujo al doctor Behanama declarar: «Como sistema de prácticas para inducir a un alto nivel de relajación, el yoga es insuperable». Las posturas, al trabajar con estiramientos mantenidos y masajes, van, por un lado, tensando para relajar y, por otro, presionando puntos vitales y desbloqueándolos. Los antiguos yoguis denominaron savasana a la postura de relajación, es decir, postura del cadáver, para apuntar así que el cuerpo, durante la práctica, tiene que estar tan inmóvil como el de un mu**to.
La relajación de yoga se puede aplicar de manera independiente o después de haber efectuado las posiciones de estiramiento y masaje, las asanas. Si se recurre al segundo esquema de trabajo, podemos denominarlo relajación activa-pasiva, pues primero se acude a las posiciones de yoga, que eliminan crispaciones, tensiones, contracturas, y estiran para relajar. Pero si se realiza sin asociarla a las posturas corporales, la podríamos calificar de relajación pasiva y consciente, porque exige: Máxima inmovilidad. Máxima atención vigilante.
Es la atención vigilante y consciente la que va sintiendo las diferentes partes del cuerpo, para después soltar los músculos. Sentir y soltar, sentir y soltar: ese es el secreto. Mediante este fácil procedimiento se obtiene una relajación profunda y saludable, además de beneficio físico, energético y psicomental. SENTIR Y SOLTAR. Es necesario mantener la mente atenta, el cuerpo pasivo y la concentración activa a lo largo de la práctica.
El método
• Escoja una habitación tranquila, en semipenumbra, eligiendo una superficie que no sea ni muy blanda ni excesivamente dura: una manta doblada sobre el suelo, una alfombra...
• Tiéndase de espaldas colocando la cabeza en el punto de mayor comodidad. Separe ligeramente las piernas y deposite los brazos sobre el suelo a ambos lados del cuerpo, con las palmas de las manos ladeadas o hacia arriba, como mejor se encuentre.
• Cierre los ojos, pero evite cualquier crispación en los párpados.
• Regule la respiración, preferiblemente por la nariz, haciéndola un poco más lenta y pausada. Si de manera natural se torna abdominal o diafragmática, mejor.
• Ahora comience a revisar su cuerpo, sin prisa, desde los pies a la cabeza, para sentir las diferentes zonas y aflojarlas. Sentir y aflojar. Sentir y aflojar.
• Dirija la atención mental a los pies y a las piernas. Nótelos. Concéntrese bien en esa zona del cuerpo. Deben irse relajando más y más, más y más.
• Conduzca ahora la atención al estómago y el pecho. Concéntrese en todos sus músculos; se aflojan, relajando. Siéntalos más y más sueltos. La mente siempre muy atenta. Con la concentración en el estómago y el pecho, suelte más y más todos estos músculos.
• Desplace la mente a la espalda, los brazos y los hombros. Deben ir aflojándose tanto como sea posible. Suelte los músculos más y más. Siéntalos flojos, relajados, más y más relajados.
• Fije la mente en el cuello, en todos sus músculos. Siéntalos más y más relajados, más y más relajados.
• Ahora tiene que revisar las partes de la cara. Suelte la mandíbula, relájela. Afloje tanto como pueda los labios, las mejillas y los párpados. Sienta el entrecejo y la frente. Los
músculos se relajan, se aflojan.
• Sienta todo su cuerpo flojo y relajado, flojo y relajado. Si tiene tensión en alguna zona, dirija la mente hacia ella, concéntrese bien en la misma y afloje, afloje, afloje...
• Conéctese mentalmente con la respiración. Es como una apacible ola que viene y se va, lenta, pausada, reparadora; lenta, pausada, reparadora. Concéntrese en esa ola a acible. Viene y se va, viene y se va. Cada vez que expulsa el aire, se relaja más y más, más y más. El cuerpo se relaja profundamente, cada vez más profundamente. La respiración es una ola de sosiego y paz, sosiego y paz.
• Note cómo todo el cuerpo es invadido por una placentera sensación de relajación, bienestar y descanso.
• Manténgase así de diez a quince minutos. Disfrute de la relajación del cuerpo y del sosiego de la mente.
Antes de salir del estado de relajación
• Respire una decena de veces muy profundamente. Tome y suelte tanto aire como pueda.
• Mueva lentamente los pies y las manos. Después las piernas, los brazos, la cabeza y el resto del cuerpo.
• Incorpórese suavemente.
Ramiro Calle
Director del Centro de Yoga Shadak y escritor
www.ramirocalle.com
Fuente: wwww.espaciohumano.com