05/07/2025
No toques a las personas mayores de cincuenta. En serio. No son solo otra generación: son una verdadera especie de superhéroes. Duros como el pan viejo, rápidos y precisos como la chancla de mamá.
A los 5 años ya “leían” el humor de su madre por el tintinear de la olla; a los 7 tenían un llavero con instrucciones: “la comida está en la nevera: caliéntala". A los 9 cocinaban sin receta; a los 10 sabían cerrar el grifo y huir del perro del vecino. Pasaban todo el día en la calle, sin móvil, juegos, río y vuelta a casa de noche, con las rodillas llenas de cicatrices: pequeñas medallas.
Y sobrevivieron.
Sellaron los rasguños con saliva y hojas de llantén. Comían pan con azúcar, bebían de la manguera del jardín —un microbioma que envidiaría cualquier yogur—, y no conocían las alergias. Y si las tenían, nada decían.
Saben trucos para eliminar manchas de hierba, grasa, sangre o tinta, porque siempre tenían que regresar “presentables”.
Y eso no es todo. Han pasado por radio a transistores, televisor en blanco y negro, tocadiscos, CD's, con miles de canciones en el bolsillo…echando de menos el rebobinar casetes con un lápiz.
Con el carnet de conducir en mano, cruzaban el país en un viejo coche sin hoteles, aire acondicionado ni GPS. Solo un mapa y un sándwich. Llegaban siempre, sin Google.
Son la última generación que vivió sin internet, sin batería de repuesto y sin la ansiedad de quedarte sin carga.
Recuerdan el teléfono fijo colgado de un cable, libros de recetas en cuadernos y no en apps, y cumpleaños anotados, para no olvidar.
Ellos arreglan todo con cinta aislante, un clip o unos alicates, tenían un solo canal de TV y no se aburrían, “hojeaban” la guía telefónica, no un feed, creían que una llamada perdida significaba “ya te devuelvo la llamada".
Son diferentes. Cuentan con un sistema inmunológico forjado en la escasez y reflejos de ninja urbano.
No toques a un cincuentón: ha visto más, vivido más profundo y lleva en el bolsillo un caramelo de menta más viejo que tu hijo.
Sobrevivió a la infancia sin sillita de coche, sin casco y sin crema solar. La escuela, sin portátil. La juventud, sin celular, sin Google: confía en su instinto.
Y tiene más recuerdos que tú.
Raf