30/12/2017
Adiós 2017, bienvenido 2018:
Vamos sumando años a la espalda, recibimos uno nuevo con aperitivos, fiestas, resacas, anhelos y esperando que lo malo se quede atrás. El 8 es el número que conecta el cielo con la tierra, representa la tenacidad, fortuna y voluntad, espero que este año que viene tenga todo esto. ¿Qué quieres que te diga?, ¿Qué no lo siento?, pues yo digo que hay que sentirlo, hay que recibirlo con los brazos abiertos.
El inicio de año nuevo yo lo llamo magia, porque hay que tener ganas de cumplir metas, descubrir lugares nuevos y mil razones por empezar, llevo varios días dándole vueltas a todas las cosas que podríamos tener en común, todo lo que las personas han construido, pero no te contaría nada nuevo. ¿Pero qué esperas estos días? Además de ser feliz y estar con las personas que quieres y amas, los kilos de más, el espumante y los fuegos artificiales que llenan las 12 de luces tu noche.
Lo primero que hago unos días antes de que acabe el año es el recuento del año que está a punto de acabar, lo segundo es analizar las metas que quiero conseguir y la energía que pido al mundo para cumplirlas, tercero agradecer por todo lo bueno y malo que me paso ese año, por último y cuarto quedar mirando al horizonte recordando a quien ya no está, no te mentiré echo de menos a muchas personas que ya no están en esta tierra, es claro que hasta no pasar estas fechas sin alguien no termina de saber hasta qué punto te importa de verdad.
Hola 2018 y adiós 2017, supongo que debería contarte el recuento del año que está por pasar: veras este año he vivido mucho, viviendo de verdad, deje la piel y el corazón a quienes lo han merecido de verdad, he degastado el estómago de tanto reír y dicho a dios a quienes se fueron porque querían o porque ya han partido, los miedos me visitaron mientras dormía, pero aprendí a guardarlos, he viajado, he soñado tan alto que ya el cielo no es un límite, he fallado y la he cagado tanto que decir un número no es suficiente, he aprendido o eso creo. Querido 2018 quería pedirte algo, sé que aún no comienzas, que no me conoces, sé que llegaras entre fiestas, amigos, fuegos artificiales y anhelos, serás el testigo de las primeras confesiones, los te quiero. Lo que quería pedirte es que me trataras bien, que pase lo que tenga que pasar, que venga lo que tenga que venir, que el sufrimiento no le gane a las risas, que veas como lucho y triunfo, que me regales la vida cada día, que hayan batallas de espada y escudo, amor, amistad, salud, lo que todo el mudo pide a las 12, pero además que cuides a los que amo, que me sorprendas improvisando en mi vida, que si tengo que llorar lo hare, que si tengo que dejar el corazón lo hare.
Querido 2018 debo confesar que no te esperaba, pero así es la vida ir, venir, subir, bajar, ir aprendiendo a base de fracasos y aprender una que otra verdad, pero que bueno que viviremos otro año nuevo, y no te esperaba porque eso significa que el tiempo pasa, que la isla de los niños perdidos no existe y que se va una etapa de nuestras vidas, aunque no lo queremos. Todos sabemos los miedos que dan los cambios, el futuro está en tus manos y en las mías, así que prométeme que serás bueno, el que me enseñara, hogar, droga y medicina, y que cuando despida el 2017 porque ya sabemos que nada es para siempre, has que dure, has que sienta, sorpréndeme y aquí te espero.