
18/07/2024
LA ENFERMEDAD DE TU CUERPO TE OBLIGA A IR A LAS PROFUNDIDADES DE TU ALMA. Esa enfermedad es muchas veces el último recurso de la esencia oculta de tu alma para que, a través de los ladridos o gemidos del dolor de tu cuerpo, hacerse escuchar. Y así poder gritar el olvido, el abandono y hasta la tortura de sentir negadas sus metafísicas demandas.
Por eso la enfermedad llega - por las buenas o las malas- como el mensajero divino de lo que más necesitamos ver, asumir, respetar, abrazar, agradecer o practicar. De lo contrario , nos hundiríamos en el pantano de la vil ignorancia de las fuerzas de nuestra esencia, las que duermen ignoradas por los reiterados desequilibrios del cuerpo o por solo insistir demasiado en los apetitos bajos del alma. Insistir demasiado, por ejemplo en fantasias o en deseos inconducentes.
La enfermedad -fue mi caso hace poco- aparece como sepulturero: para enterrar una vida que dejó de ser auténtica y real, junto a su autor o artífice que ya se pudre como un cadáver; es decir, el viejo y ya gastado "yo" que no puede ya más manejar nuestra vida.
Toda enfermedad a su tiempo aparece para recordarnos el viejo dilema de la Naturaleza: reconvertirse o morir, salir de la trinchera, abandonar el viejo abrigo que fue azul de aquella guerra, renovarse o desaparecer.
¿QUÉ QUIERES QUE YO APRENDA DE TI, ENFERMEDAD MÍA?