18/08/2025
Así como una cañería rota sigue filtrando agua aunque la tapes en un extremo, tus ojos también seguirán sufriendo si no detienes la causa que los enferma.
En oftalmología moderna tenemos tratamientos cada vez más avanzados: inyecciones, láser, cirugías de retina, medicamentos de última generación… Y muchas de estas terapias logran salvar visión que de otra manera se perdería para siempre. Pero hay algo que, por doloroso que sea decirlo, debemos dejar muy claro: ningún tratamiento podrá ser realmente efectivo si la enfermedad que originó el daño sigue activa.
Imagina las venas y arterias de tus ojos como una red de cañerías. Si una cañería tiene demasiada presión, se rompe en un punto, y cuando intentas bloquear la fuga con un n**o, se abre otra más adelante. Eso mismo pasa con enfermedades como la diabetes o la hipertensión cuando no están bien controladas: aunque podamos detener una hemorragia en la retina o drenar líquido para bajar la presión ocular, tarde o temprano la enfermedad encontrará otro lugar para dañar.
En COSOS nos duele ver a pacientes que pierden visión, o incluso un ojo completo, no porque la medicina no les ofreciera alternativas, sino porque no hicieron cambios en su vida diaria. Por ejemplo, en la retinopatía diabética podemos aplicar inyecciones intraoculares o láser que evitan la ceguera; pero si el paciente mantiene su glucosa constantemente en 200 o 300, esas intervenciones solo retrasan lo inevitable. Lo mismo ocurre con el glaucoma: podemos usar gotas, láser o cirugía, pero si la hipertensión no está controlada, la enfermedad seguirá avanzando.
Hay una gran diferencia entre dos tipos de pacientes:
🔹 El paciente A llega porque notó pérdida de visión. El examen muestra enfermedad avanzada. Se le realizan inyecciones y láser, pero sigue comiendo igual, sin actividad física, sin controlar su azúcar ni su presión. En pocos meses, la enfermedad avanza y pierde la visión de forma irreversible.
🔹 El paciente B también llega con daño importante y necesita inyecciones o láser. Pero entiende el mensaje: hace cambios en su alimentación, incorpora ejercicio, regula su azúcar, controla su presión y mejora su hidratación. Cuando regresa al control seis meses después, podemos comprobar que la enfermedad no ha progresado. Su esfuerzo y disciplina permiten que el tratamiento tenga efecto real y su visión se conserve.
Este contraste nos enseña una verdad clave: la medicina puede ayudar, pero la verdadera llave del éxito está en manos del propio paciente. Los tratamientos son un apoyo, pero la causa debe detenerse desde la raíz.
En COSOS creemos que la mejor medicina es la prevención. Y prevenir significa actuar antes de que el daño sea irreversible: hacerse los controles a tiempo, atender las enfermedades de base, y tomar la decisión personal de cuidar la salud con cambios reales y sostenibles.
📞 Si ya tienes un diagnóstico, no lo ignores. Y si aún no lo tienes, agenda tu control en el Centro Oftalmológico SOS. Estamos aquí para ayudarte a proteger tu visión hoy, pero sobre todo, para enseñarte cómo preservarla en el futuro llámanos al☎️ +56 22 261 5060 📲o WhatsApp 9 9240 7400