11/06/2025
Ayer fue el cumpleaños de mi Iñaki, cumplió 5 años.
Nació a las 11:40, un 10 de junio del 2020, de 40 semanas justas, hiper puntual.
El embarazo fue tranquilo, la pandemia me permitió anidar y conectar; amé estar embarazada y amé estar embarazada de él desde el primer momento.
Fue un parto respetado, donde Iñaki llego entusiasta e impaciente, no hubo aromaterapia, no hubo música, ni chocolates, ni frutos secos.
Consideró eso era pérdida de tiempo y el quizo venir a este mundo en cuanto fue posible.
Llegó así como es él; ávido de vivir la vida, curioso y regalón.
Tuvimos 30 minutos de full apego, piel con piel, un privilegio en el momento más álgido de la pandemia; y eso siento nos conectó para toda la vida (eso espero).
Parece que fuera ayer y parece que hubiese pasado muchísimo tiempo.
Anoche le conté esta historia, y sus ojitos brillaban, se reía a carcajadas y después me abrazaba.
Quería más historias... tuve que negociar dosificarlas para que no se le acabaran.
Inventó su propia “nana” y me hizo cantársela hasta que se quedó dormido.
Intenso, alegre, curioso, locuaz, inteligente y profundamente sensible y empático.
Iñaki me conecta con ese lado tan luminoso de la vida, que de pensarlo me emocionó.
Este post es simplemente eso... un post dedicado a mi chanchito.
Honrar y agradecer su presencia en mi vida.
Y la presencia de otros “Iñakis” en las vidas de otras “Isis”.
Amo las niñeces porque constantemente nos recuerdan la luz, la alegría y la esperanza de este mundo.
Hoy paso por aquí sólo para eso.
Transmitirte el mensaje de que si tienes la fortuna de ser madre, tía, prima o lo que sea de un niñe: disfrútalo, honra siempre su presencia en tu vida, cuidándole, amándole y respetandole.