09/12/2025
¿Carne de cerdo: fe o ciencia?
Muchas personas me han preguntado acerca del consumo de carne de cerdo, tanto desde el punto de vista nutricional como desde un tema de fe.
Hablar de fe siempre es delicado: no todos compartimos las mismas creencias y, además, no me corresponde profundizar en ello, ya que no soy un especialista en esa área. Esta página está enfocada en temas tangibles y sustentados en evidencia científica.
Aun así, como a menudo surge la pregunta sobre “los cerdos”, quiero compartir una opinión breve y completamente personal.
¿Por qué la Biblia prohíbe el cerdo? (Fe)
Según Levítico 11:7–8, Dios prohíbe consumir animales que tengan “pezuña hendida pero no rumien”, como el cerdo.
Por esa razón, en distintas religiones abrahámicas se consideró al cerdo “impuro”.
Sin embargo, este mandato no viene acompañado de explicaciones sanitarias modernas; simplemente describe características del animal.
Aquí surge la pregunta:
¿Se trataba de un asunto de salud o de un tabú cultural-religioso propio de su época?
¿Qué dice la evidencia actual? (Ciencia)
Desde el punto de vista médico-nutricional moderno, la carne de cerdo no es intrínsecamente mala. Sus riesgos o beneficios dependen de la frecuencia, preparación y contexto dietético.
Nutrientes destacados de la carne de cerdo:
Proteínas de alto valor biológico
Hierro hemo (de buena absorción)
Zinc, fósforo
Vitaminas del complejo B, especialmente B1
Mezcla de grasas saturadas y monoinsaturadas (similares en proporción a las del aceite de oliva)
El verdadero problema no es la carne fresca de cerdo, sino las carnes procesadas (tocino, embutidos, etc.), algo que aplica también a la carne de res, ave o cualquier otra.
¿Y la famosa triquinosis?
La triquinosis fue un riesgo real en el pasado, cuando no existían refrigeración, inspección sanitaria ni conocimientos de higiene alimentaria.
Pero la ciencia cambió eso:
Hoy está prácticamente erradicada en países con control sanitario.
Se evita con cocción adecuada y controles veterinarios.
Lo interesante es que la triquinosis fue descubierta recién en 1834, mucho después de que se escribieran la Biblia o el Corán. Por lo tanto, las prohibiciones antiguas no podían basarse en microbiología, porque no existía.
¿Entonces por qué se prohibía?
En ese contexto histórico, muchas reglas alimentarias surgieron como tabúes culturales o normas sociales, no como ciencia nutricional.
Y aunque para muchos creyentes estas normas siguen siendo válidas en su tradición religiosa, eso no implica que tengan un fundamento médico moderno.
¿Y hoy?
En la actualidad, gracias al conocimiento científico:
La carne de cerdo no es “inmunda” ni peligrosa por sí misma.
Puede formar parte de una dieta equilibrada.
Lo que sí debe moderarse son los embutidos y carnes procesadas.
La salud debe basarse en evidencia, no en interpretaciones antiguas del mundo natural.
En una sociedad diversa, cada persona puede seguir su fe y sus tradiciones, pero también es válido analizar los temas desde la ciencia para tomar decisiones informadas.
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