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Porqué trabajo como psicólogo?
Siendo adolescente tomé una decisión: no dejarme vencer por los problemas familiares, ser feliz a pesar de todo, fue una especie de juramento conmigo mismo, como una especie de acto de rebeldía o de autoafirmación. Así logré cierta estabilidad emocional y cierto nivel de felicidad suficientes como para pensar después en estudiar Psicología, pero me faltaba aun descubrir y entender mucho sobre la vida.
Mis primeros años como psicólogo fueron gratificantes porque sentí que pude ayudar a muchas personas, pero aun faltaba el paciente principal, yo mismo. Ahí fue cuando me inscribí en el Postitulo en Psicoterapia Humanista Transpersonal y fue un nuevo inicio de autodescubrimiento y sanación, pude realmente allí tocar mis limites con los que me había identificado, supe lo que no era yo, todo ese cumulo de condicionamientos de mi historia que pronto empezó a caer y viví un largo periodo de desorientación interior, sin saber si lo que yo era realmente algún día saldría a la luz.
En ese camino nace mi hijo, lo cual removió aun más mi mundo interior, empecé a cuestionar profundamente cada acto, cada silencio y cada palabra que salia de mi, pues yo ya no era solo responsable de mi mismo, no paraba de pensar y de tratar de hacer las cosas bien, hasta que tomé una nueva decisión, la de encontrarme a mi mismo y serme fiel, sea lo que fuera que eso significara o conllevara.
Así pase de un cambio a otro, cambios de vivienda, de trabajo, de pareja, hasta que de pronto algo se tranquilizó en mi interior, de pronto todo empezó a coincidir, a calzar como un rompecabezas. Los viejos hábitos de pensamiento y sentimiento, los miedos profundos y mi cerrada identidad, de tanto cuestionarlos y de ponerme a prueba, terminaron por caer, dejando un gran espacio para amar y amarme sin las cadenas defensivas, aprendiendo a aceptar la realidad y a modificarla sin miedo cuando sea necesario. Las pruebas a nuestra fuerza y fragilidad humanas siempre están presentes, lo cual no me excluye, aun asi en este momento siento un nivel de madurez que me permite sentirme seguro y deseoso de compartir lo que soy para ayudar a otros, lo que a su vez es un gran aprendizaje para mi mundo interior.
