30/05/2025
Cada vez me llama más la atención la cantidad de niños y niñas diagnosticados con TDAH.
Es real que hoy se conoce más que antes sobre TDAH y hace
que estemos más alerta a este diagnóstico pero siempre
decimos que cuando hablamos de infancias los "diagnósticos
los escribimos con lápiz"
Algunas variables que llevan a diagnosticar así:
Las instituciones educativas, especialmente aquellas con
sistemas rígidos, esperan que los niños se comporten de
formas poco naturales para su edad (estar quietos,
concentrarse mucho tiempo). Esto puede llevar a interpretar
comportamientos normales (niños inquietos ○ distraídos) como patológicos.
Muchos sistemas escolares exigen que los niños estén
sentados durante horas, presten atención continua y sigan
instrucciones sin distraerse
Pero el desarrollo neurológico normal de un niño,
especialmente en edad preescolar y primaria, implica mucha
actividad física, curiosidad y necesidad de movimiento. Lo
inquieto ○ disperso que parece un niño puede ser
completamente normal para su edad,
En algunas sociedades, hay una baja tolerancia a la
diversidad en el comportamiento infantil,.
A veces se espera que todos los niños se adapten al mismo
ritmo y estilo de aprendizaje, lo que empuja a etiquetar a
quienes se salen de la norma
BAlgunos señalan que las farmacéuticas han influido en la
expansión del diagnóstico para promover el uso de
medicamentos estimulantes como el metilfenidato
Esto no significa que el TDAH no exista, sino que puede haber
intereses que empujen a sobrediagnosticar.
ONo hay una prueba biomédica clara para el TDAH. Por el
momento el diagnóstico se basa en observaciones y reportes
conductuales, lo que abre la puerta a interpretaciones amplias sesgadas.
Estrés familiar, falta de espacios de juego, exceso de
pantallas y cambios en los estilos de crianza también pueden
influir en la conducta de los niños, pareciéndose a síntomas de
TDAH sin serlo
○ no es que todos los diagnósticos sean falsos, pero el
aumento puede deberse a una combinación de factores
sociales, culturales, educativos y médicos que llevan a etiquetar a más niños con TDAH, a veces sin suficiente profundidad en la evaluación.