
21/08/2025
Hoy supe, inevitablemente con tristeza, que el universo recibió de regreso a uno de los grandes maestros que cambió para siempre la manera de mirar el nacimiento.
El Dr. Michel Odent partió de este mundo a los 95 años, dejando tras de sí un legado inmenso que seguirá inspirando generaciones.
Nos enseñó que “el bebé es un mamífero”, recordándonos la importancia de volver a lo esencial, a lo instintivo, a ese saber profundo que late en nuestros cuerpos y en nuestra memoria ancestral.
Fue pionero en abrir las puertas a un parto más humano, íntimo y respetado.
Introdujo el uso del agua como espacio de nacimiento, regalando al mundo la posibilidad de un parto suave y amoroso.
Defendió el vínculo temprano, el contacto piel con piel y la primera lactancia como cimientos de la vida emocional.
Nos habló de la “salud primal”, esa huella temprana que moldea nuestra capacidad de amar y de vincularnos.
Su voz fue clara: el parto no es solo un procedimiento médico, sino un umbral sagrado, un canto a la vida.
Hoy, con gratitud profunda, honro su entrega y su visión. Gracias, Dr. Odent, por recordarnos que el nacimiento es poesía encarnada, que somos mamíferos antes que protocolos, que en la sencillez de lo natural se encuentra la verdadera grandeza.
Tuve la fortuna de conocer al Dr. Odent hace años, en un seminario que impartió en Chile sobre "ecología del nacer", un encuentro que, junto con su libro "El bebé es un mamífero", que había leído años antes, marcó profundamente mi manera de acompañar a madres y bebés. Luego me formé con él y Liliana Lammers en el curso Paramana Doula.
Hoy miro esta foto con gratitud inmensa: la de haber compartido, aunque fuera un instante, con quien tanto nos enseñó sobre el amor, la fuerza y la importancia de la manera de nacer.
Que su legado siga iluminando a quienes acompañamos la llegada de la vida.