01/10/2025
La Doctora en Psicología, Paula Cornejo, Secretaria Ejecutiva de la Sociedad Chilena de Psicología Clínica, analiza la importancia del envejecimiento digno en el Mes del Adulto Mayor.
"En el mes de las Personas Mayores, invito a pensar en el “envejecimiento saludable”. Aunque busca ser inclusivo, su propuesta orbita en torno a la funcionalidad. Envejecer equivale a mantenerse autónomo, productivo y activo. ¿Y qué pasa con quienes no encajan? Personas con dependencia, fragilidad o deterioro cognitivo suelen transformarse en cuerpos que incomodan: invisibles, mudos, casi descartables.
Se proclama inclusión, pero se legitima un modelo biomédico que segrega. Siguiendo a J. Butler, los cuerpos no son realidades naturales, sino modelados por normas que deciden cuáles vidas valen. Las políticas sobre envejecer de manera saludable promueven prácticas que dictan un modo de ser mayor: activo, sereno, asexuado. Una ficción que anestesia experiencias de vulnerabilidad, deseo, dolor o dependencia.
Butler muestra el problema sin ofrecer salidas. Allí aporta Jessica Benjamin: la vejez deja de ser abyecta cuando es reconocida en clave de mutualidad. No se trata de tolerar ni normalizar, sino de reconocer en la persona dependiente a un sujeto pleno, con historia, voz y deseo. La dependencia deja de ser déficit cuando se convierte en un modo legítimo de estar en el mundo.
C. Gilligan, desde la ética del cuidado, recuerda que no vivimos en islas de autonomía, sino en redes de interdependencia. La justicia habla del “otro generalizado”, sujeto abstracto de derechos; el cuidado obliga a mirar al “otro concreto”, vulnerable con rostro e historia. Pensar la vejez desde allí implica diseñar políticas que respondan a necesidades singulares, relacionales y afectivas.
El desafío político y ético es claro: dejar de medir a las personas mayores por su capacidad funcional y avanzar hacia una salud relacional, donde fragilidad y dependencia no sean patologizadas, sino reconocidas como parte de la vida. El futuro del envejecimiento digno no está en la utopía del cuerpo joven, sino en habitar todas las vejeces en clave de reconocimiento y cuidado.