05/02/2025
LO QUE APRENDÍ DEL ALZHEIMER
Luis Azzarelli
Hace ocho meses que no estás conmigo, amor de mi vida, mi polola, mi novia, mi esposa, mi amante, la madre de mis 3 hijos, de mis 7 nietos y una bisnieta. Casi no puedo creer que esté relatando estas notas de amor y pena indescriptibles, en pleno duelo; pero mi duelo verdadero comenzó hace más de tres años, cuando te diagnosticaron tu enfermedad.
Gracias al Alzheimer pude prepararme psicológicamente e ir aceptando nuestra separación física. Fueron más de 3 años de sufrimiento, de esperanza y finalmente de resignación. Tal vez es por eso que estoy en paz; piensa, si hubiera sido algo repentino. Quién te prepara? Todos en nuestra familia tuvimos 3 años de duelo, pero te gozamos al máximo y eso es algo impagable.
Cualquier enfermedad podría entenderla en ti, menos el Alzheimer, pues te acuerdas que íbamos, como dos niños, jugueteando al Gym cercano a nuestra casa, siempre hablando o recordando frases en inglés e italiano al mismo tiempo. Luego hacíamos lo mismo caminando ida y vuelta al mall y al volver, a estudiar ambos idiomas, en un programa computacional que se llama Duolingo y luego a escuchar lo que más nos unía: la música clásica y la ópera.
Quiero dar mi opinión, muy personal, de lo que he aprendido sobre este mal que te aquejó y que más que disgregar una familia, nos unió aún más, hasta el día de hoy.
Lo que primero aprendí, es que no hay que aceptar una sola opinión médica, sobre todo cuando no es de un especialista. Nunca olvidaré cuando tú tenías tus primeros problemas y no te acordabas de nombres o situaciones y pedimos una consulta y temerosa preguntaste,-no tendré principio de Alzheimer, doctor?. -No señora, usted nunca va a tener esa enfermedad, lo que usted tiene es falta de atención. Nos retiramos contentos de saber que era solamente eso. Luego te diagnosticaron acertadamente y comenzamos a ver psiquiatra, neurólogos, kinesiólogo, reumatólogo. También te diagnosticaron fibromialgia, pues te dolía todo tu cuerpecito. Radiografías, tomografías, remedios varios, que luego te los eliminaban y te daban otros; parches, gotas. Todo los soportabas estoicamente. Noches sin dormir, quejándote. Fueron meses terribles para ti, pero siempre acompañada de alguno de nosotros. Desde el Cesfam de nuestra comuna, La Reina, nos atendieron con mucha dedicación y cariño, Guillermo y Bastián, mis infinitos agradecimientos a ellos y luego te derivaron a la Unidad de Memoria, Salud Mental del Hospital del Salvador. Que gran salvación fue llegar a ese lugar acogedor, con personas abnegadas, desde los guardias a la secretaria, Roxana, a las psicólogas Alejandra e Isadora y a la doctora Danay Espinoza.Te acuerdas cuando en la primera cita te pusiste celosa con ella y me pellizcaste la espalda?. Fue realmente muy divertido.
Otra cosa que aprendí fue que la Salud en nuestro país, para los casos complicados o graves, es excelente. Es cierto que hay demoras, sobre todo en urgencias y es necesario priorizar. Varias veces te llevamos a Urgencias del mismo Hospital y estuvimos 8 o más horas mientras te hacían exámenes, luego los revisaban y nos llamaba el neurólogo de turno, para explicar los resultados de los exámenes y el tratamiento a seguir, pero valía la pena la espera, pues nos retirábamos sabiendo el diagnóstico y qué hacer en nuestro domicilio. Cuántas veces te trasladaron en ambulancia, tanto a Urgencias como al Cesfam La Reina. Con cuánta delicadeza nos explicaron tu gravedad y qué podíamos esperar a futuro. Luego te derivaron al Hospital Metropolitano y todo fue igual, maravilloso. A la semana te dieron el alta y te siguieron visitando médicos, tens, kinesiólogos, etc y todo gratis. Solo agradecimientos.
También aprendí, un poco tarde, de que lo único que debe recibir un enfermo es comprensión y cariño. Nunca contradecirles; por último cambiarles el tema. Cuántos enojos, palabras ofensivas(nunca una grosería) recibimos todos nosotros y en el peor momento de tu enfermedad, golpes, llantos y perdones. En tus momentos de lucidez nos hicistes tan felices, con tus muecas y risas. Fuiste y eres un regalo en nuestras vidas.
Lo último que diré es que aprendí a amarte más que nunca, pues en todo este período fuiste mi niña, yo tu papito y sentí todo tu amor, cuando me decías:-eres el hombre más bueno del mundo. Cuándo estirabas tu manito para sentirme cerca y amada. Te acuerdas que tuve que elevar nuestra cama a la altura del catre clínico, para que estuviéramos siempre tomados de la mano, toda la noche?.
No quiero pasar a llevar las convicciones morales o religiosas de nadie, pero tengo el convencimiento de que nos volveremos a encontrar, en otro plano, más espiritual, más hermoso y decir que la muerte no existe, es sólo una pérdida física y que donde vaya te siento, en cada momento conmigo. Estás en nuestro anillo de matrimonio, que ahora puedo usar, pues bajé unos cuantos kilos. Todas las noches te beso y acaricio y se que nos reuniremos, pues acuérdate que cantábamos. “juntos, siempre juntos y enamorados” y eso es un lazo que no lo puede romper la falsa muerte.