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¿Sabías que la cara de una abeja, observada a través de un microscopio de alta potencia, revela un paisaje impresionante y a la vez un tanto inquietante? Esos finos pelos, texturas resistentes y enormes ojos compuestos crean una extraña mezcla de belleza y miedo. Cada ojo consta de miles de lentes, que proporcionan a las abejas un amplio y rápido campo visual para explorar las flores y detectar amenazas. ¿Y esa mandíbula intimidante? No es solo para lucirse; les ayuda a cortar, limpiar y defenderse. El intrincado diseño de la cara de una abeja es un testimonio de las increíbles habilidades de ingeniería de la naturaleza.
 
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                         
   
   
   
   
     
   
   
  