24/06/2025
SI TE SIENTES INVISIBLE…
Sentirse invisible, ignorado o incomprendido puede ser una de las experiencias humanas más dolorosas. Como un niño que llora a su madre y es ignorado o ridiculizado. Puede sentirse como… morir.
Una sensación crónica de "no sentirse escuchado" en lo profundo de tu ser puede reflejar años de silenciar tu propia voz, reprimir e ignorar tus propias necesidades, quedarte pequeño y adaptarte a los sentimientos y expectativas de los demás. Guardar silencio para protegerte.
Muchos aprendimos a ocultar nuestro verdadero yo como estrategia de supervivencia en la infancia, una forma de evitar conflictos o rechazos. En esencia, creamos un falso yo para sobrevivir. Este tipo de autoabandono, conocido como "adulación", da seguridad a corto plazo, pero con el tiempo erosiona la conexión con tu yo auténtico y genera rabia, resentimiento y, en última instancia, depresión.
Cuando reprimes tus verdaderos sentimientos —decir "sí" cuando en realidad quieres decir "no", callar cuando lo más profundo de tu corazón anhela hablar— no solo sufre tu espíritu. La neurociencia sugiere que reprimir las emociones, especialmente la ira, activa respuestas de estrés en el cuerpo, y el estrés crónico puede provocar o exacerbar todo tipo de problemas físicos como fatiga, trastornos autoinmunes y digestivos, e incluso enfermedades cardíacas.
El cuerpo soporta el peso de las verdades no dichas.
Pero la ira sana —la que surge cuando defiendes tus necesidades y límites, y los de tus seres queridos— no es algo que temer. Es tu verdad interior más profunda que cobra vida. Cuando dices "no" con claridad, fuerza y amor, o cuando dices "sí" con compasión y convicción, honras las partes de ti que han estado sepultadas. Honras tus sentimientos e intuición más profundos, en lugar de reprimirlos o fingir que tu perspectiva no importa.
Este tipo de ira es saludable y una forma muy profunda de autocuidado. Ya no estás en guerra contigo mismo. Dejas que la verdad fluya a través de ti, no como un arma, sino como una brújula y una guía. No hay violencia en este tipo de ira. No hay división.
Alzar la voz no se trata solo de ser escuchado. Se trata de escucharte a TI MISMO, quizás por primera vez en tu vida. Se trata de vivir en sintonía con lo que es real para TI: ya no reprimir tus emociones para complacer a los demás, ya no esconderte tras una máscara de falsa "amabilidad" y ya no temer que tu verdad sea demasiado.
Cuando abrazas tu yo auténtico de esta manera, sanas la división interior. Te liberas de la terrible carga de la represión.
No tienes que gritar para que te vean; solo necesitas mantenerte firme en tu realidad, sin disculparte.
Y cuando lo hagas, descubrirás que incluso si los demás no te ven, escuchan ni comprenden, tú sí te ves, escuchas y comprendes.
Y desde ahí, te será más fácil alejarte de quienes no te escuchan y unirte a quienes sí.
Cuando alzas la voz, descubres quiénes son tus verdaderos amigos y aliados.
La sensación de ser crónicamente invisible e ignorado puede simplemente disminuir cuando encuentras este tipo de validación y apoyo.
Incluso si nadie más te escucha, excepto tú. (Y la Tierra, todos los planetas y estrellas, y todo el Universo).
- Jeff Foster-