07/10/2025
El concepto de TRAUMA PSÍQUICO, como con muchos conceptos de la psicología, ha sido manoseado hasta el hartazgo. Todo el mundo dice estar "traumado" por algo, e incluso se han levantado verdaderos negocitos mediante el uso muy poco riguroso de ideas como "trauma complejo", "trauma infantil", "supera tus traumas", "relaciones traumáticas", "trauma intergeneracional", etcétera.
Para el psicoanálisis el TRAUMA PSÍQUICO es constitutivo. De ahí a toda la enorme potencia del concepto: el encuentro entre el cachorro humano y el adulto es, simplemente, traumático. Y entonces el asunto es radicalmente ético: ¿qué hacemos con eso? ¿cómo evitar que ese trauma constitutivo devenga en psicopatología? ¿qué implica cuidar a la infancia de ese encuentro siempre complejo y traumático, pero además trascendental y humanizante? Preguntas esenciales que, ante la supremacía absoluta del modelo neurológico en salud mental, han pasado al olvido.
Entonces ocurre algo gravísimo: quizás el mismo sistema está siendo hoy el problema. Podría estar siéndolo desde el momento mismo en que entiende la infancia desde una perspectiva MEDICALIZADA. Porque no se reniega del problema ético cuando etiquetamos alguna dificultad infantil según un diagnóstico de tipo neurológico. Es decir, cuando abordamos los fenómenos de la infancia desde una perspectiva PSICOPATOLOGIZADA.
¿Y si el uso del "Trastorno del Espectro Autista", del "Trastorno por Déficit Atencional"... en general de todo eso que hoy llamamos "neurodiversidad"... no es siempre tan inocente, ni puro, ni benefactor como, literalmente, se vende hoy en día?
Que exista un Diplomado donde los y las Profesionales podamos hacernos todas estas preguntas ESCENCIALES en nuestro encuentro con pacientes reales es un lujo.
Quedan pocos cupos.