Actualmente para nadie es desconocido el tratamiento de pacientes de diversa índole física, mental y espiritual alrededor del mundo con la medicina oriental y las terapias complementarias. Esta terapéutica se basa en un concepto básico llamado QI (nuestra fuerza vital). El Qi se manifiesta en esas ganas o ese impulso necesario para trabajar o estudiar, el cual se llama ENERGIA; cuando una persona
se levanta de la cama sin ganas, sin fuerza, ni ánimo, es porque tiene baja su energía o fuerza vital. Los sabios de la antigua china, hace alrededor de 8 mil años atrás, descubrieron los caminos o vías que tiene la circulación de la ENERGIA en nuestro cuerpo, a los cuales denominaron Canales Meridianos. La MEDICINA ORIENTAL actúa estimulando o sedando puntos estratégicos en los caminos o vías internas que tiene la energía en nuestro cuerpo y así puede redistribuir el caudal energético, aumentándolo en el lugar que falta o disminuyéndolo. Estos Meridianos por los que circula la ENERGIA, están estrechamente ligados a los órganos internos: corazón, hígado, riñones, etc., por lo que ejerce una gran influencia sobre todo nuestro organismo. La MEDICINA ORIENTAL además, estimula la secreción de endorfinas, que son los sedantes naturales de nuestro organismo. Es por esto que colabora con los tratamientos que combaten el dolor, principalmente dolor crónico. Por todas estas razones esta MEDICINA NATURAL sirve para recuperar nuestra salud y al no tener contraindicaciones, ni producir efectos colaterales, es totalmente compatible con los tratamientos médicos. Es más, pueden complementar a estos, mejorando los resultados en un tiempo menor, lo cual es MUY BENEFICIOSA PARA NUESTRA SALUD MENTAL, FÍSICA Y ESPIRITUAL, o JING QI SHEN, como llamaron los chinos a esta triada.