03/12/2025
Para muchos, recibir se vuelve difícil porque hubo un tiempo donde abrirse era demasiado.
Entonces aprendimos a resolver solos, a no pedir, a no necesitar.
Pero el recibir —el buen tomar— es otra cosa. Es un movimiento maduro, amoroso, que reconoce que no tenemos por qué sostenerlo todo. Que hay cosas buenas disponibles ahora, en este momento, y que no necesitamos pagar un precio o sacrificarnos para tomarlas.
El buen tomar no exige. No compite. No reclama. Solo se abre.
Es dejar que un gesto amable entre. Es apoyar el cuerpo donde sí hay sostén. Es aceptar un cariño sin pensar en lo que tienes que devolver. Es permitir que la vida circule hacia ti sin interrumpirla con culpa o tensión.
Recibir también es reconocer que lo bueno te corresponde, que no estás robando nada, que no estás molestando a nadie, que no estás rompiendo ningún orden por dejarte cuidar un rato.
Tu cuerpo sabe abrirse. Tal vez lo olvidó, pero lo recuerda cuando hay algo que se acerca con suavidad. Cuando respiras más lento. Cuando te das permiso para no ser fuerte. Cuando integras que esta vez sí es seguro.
Con cariño,
Jose