13/06/2025
Había una vez un pequeño aguilucho que cayó del nido y fue criado por una familia de gallinas. Creció rascando la tierra, comiendo gusanos y temiendo al cielo. Las otras aves le decían: "No vuelas porque no puedes, no porque no quieras".
Un día, vio a una gran águila volar alto entre las nubes. Algo en su interior se removió. “¿Y si yo también pudiera volar?”, pensó. Pero las gallinas se burlaron: “Tú no naciste para eso. Quédate en el suelo”.
Esa noche, el aguilucho miró al cielo estrellado. Sintió que una voz suave le hablaba desde dentro: "No te hice para arrastrarte. Yo te di alas."
A la mañana siguiente, subió a una roca, abrió sus alas… y temblando, saltó. Al principio cayó… pero luego, el viento lo sostuvo. Descubrió lo que era volar. No por lo que los demás decían, sino por lo que él se atrevió a creer.
Desde entonces, nunca volvió a caminar como gallina. Había recordado quién era.
🌄 Moraleja:
La autoconfianza no es creer que eres más que otros, sino atreverte a ser quien verdaderamente eres.
✨ La montaña es tuya, yo te guío.