09/07/2025
🍃 Con frecuencia, atiendo personas que me dicen que se sienten frustradas porque sienten que “aún no han logrado lo que esperaban o quizás que a estas alturas de la vida o a sus años, ya es para que tuviera, hubieran, o estuvieran con tal o tal cosa….”
Deja de castigarte por no estar donde creíste que “ya deberías” estar. Esa expectativa no es una verdad, es solo una idea. Tu vida no está atrasada. Está siendo vivida. A tu manera.
Vivimos en una época donde es fácil mirar alrededor y sentir que uno está quedándose atrás. Ves a tus amigos en redes sociales: ya se graduaron, tienen una familia, están viajando, tienen un trabajo estable o muestran una vida “perfecta”, ellos lograron ese “éxito” que tu mente te repite que tú también deberías tener. Y sin darte cuenta, te vas quedando atrás… al menos en tu cabeza. Y en medio de eso, te preguntas: ¿y yo qué? ¿Qué hice mal? ¿Por qué no estoy igual?
Pero quiero que te detengas un momento y respires.
No estás en una carrera contra nadie. Cada persona tiene un camino único, con tiempos diferentes, aprendizajes distintos, batallas silenciosas que no se ven en una foto o en un logro profesional. Lo que ves de otros es solo una parte, la que ellos eligen mostrar, y muchas veces, no refleja su historia completa ni su estado emocional real.
Además, el éxito no se mide solo por un título, un empleo o una familia. Hay personas con todos esos logros que se sienten vacías, tristes o desconectadas. Así como hay personas sin mucho “por mostrar” que viven con profundidad, calma y sentido.
La comparación con los demás suele ser injusta, porque estás comparando lo que sabes de ti por dentro con lo que ves de ellos por fuera. Y más aún, te estás midiendo con un ideal mental que tú mismo construiste, que no tiene por qué ser igual a tu realidad.
Compararte te roba paz y te hace olvidar que tú también estás creciendo, aunque sea en silencio. Recuerda nuevamente “el éxito o la felicidad no es solo un título o una familia o los bienes materiales. Es estar en paz contigo, vivir con sentido y tratarte con compasión. Respira. Confía en tu proceso. Lo estás haciendo mejor de lo que crees.