21/07/2025
En los últimos tiempos ha habido alguna gente que se ha tomado el atrevimiento a cuestionar el porque estoy en un proceso organizativo (comunitario y autogestionado) para buscar proteger la partería campesina.
Tengo que contar que afortunadamente he podido abrirme camino como partera, no tengo que poner publicidad en redes para buscar "clientes". Desde la primera mujer que me dijo confío en tí, te conozco, sé cómo has parido, se cómo has criado a tus hijos y quiero que seas mi partera, hasta hoy, acompaño a gente que llega por referencias de personas que conocen mi trabajo y mi experiencia como persona y como madre. Desde que dije si los caminos se han abierto para partear constantemente y no he parado. Nunca he tenido dificultad para registrar un bebé porque también encontré la manera de hacerlo, siendo consciente que para otras parteras es muy difícil. Parteo a mi manera, desde mi consciencia y honrando la sabiduría de mis ancestras, me dedico totalmente a ello, vivo de ello y no necesito permiso, mucho menos reconocimiento para hacerlo, mis permisos vienen del Espíritu que me sostiene y me guía en este camino.
Yo realmente busco hacer este trabajo de reivindicación de lo campesino y de la partería campesina porque no todos vivimos la misma realidad: por mi abuela materna que tenía que caminar descalza kilómetros para llevar a lomo el mercado a su casa, por mi madre que tuvo todas las dificultades para estudiar y siendo joven tuvo que salir de su vereda a la ciudad para buscar mejores oportunidades y romper el destino de pobreza, por mi abuela paterna que tuvo que salir de su pueblo a trabajar precariamente en la ciudad, por mi padre que también salió de su pueblo y tuvo que trabajar desde los ocho años, por mi partera Rosita que fue juzgada y criticada, por sus manos curtidas que recibieron a mi hija mayor en la cama en la que parió a sus hijos y por todo lo que me enseñó y me cuidó, por mis hijos nacidos en el campo, en tres montañas diferentes, por mis placentas y mi sangre que están sembradas en esos territorios, porque en los territorios en los que he vivido había pocas o ninguna partera, porque en mi sangre y en mi corazón está el campo y lo amo, porque siempre he tenido la fortuna ( lo buscaron mis padres y yo también lo he buscado) de vivir muy cerca de la naturaleza y de algún cuerpo de agua, y allí he criado a mis tres hijos, y aún así como mujer rural he vivido las dificultades de acceso a la salud y su calidad deficiente, por eso aprendí a cuidarme con plantas fuera del sistema, porque desde que era niña pude ver el poder de los procesos comunitarios y de la autoorrganización y creo profundamente en ello. Porque considero a las parteras campesinas tesoros invaluables que se nos están yendo sin poder transmitir el conocimiento, porque han trabajado toda su vida cuidando a otros recibiendo muy poco y para ellas es muy difícil lograr organizarse, porque habiendo recibido otra educación y vivido otras historias tengo herramientas para apoyar estas luchas y sobretodo porque se me canta desde mi matriz y cuando eso pasa lo hago real, encuentro la manera de materializarlo de la misma forma en que he dado a luz como he querido a mis hijos y mis decisiones.
Se necesitan muchas manos y corazones para hacerlo posible más que dedos señaladores que hacen mucho ruido. Afortunadamente también hay mucha gente bonita dispuesta a tejer y construir y es con ella con quiénes camino 🌞