19/10/2024
VIDA PRENATAL Y NACIMIENTO.
Viene de mi artículo, ahora en 4 idiomas (Español. Turco, Inglés y Francés. El idioma se elige en la cabecera de página web):
DESARROLLO BIOPSICOSEXUAL
https://psicoa**listaiyildiz.com/desarrollo-biopsicosexual-2/
2.1. Vida prenatal y nacimiento
El psicoanálisis no ha desarrollado teorías sobre la vida intrauterina, porque era y es casi imposible la observación y su estudio. Pero, sabemos que el desarrollo del ser humano comienza con la concepción, y desde entonces se observa la interacción entre lo genético y lo ambiental.
Lo genético, único para cada persona, es el resultado de sumas de combinaciones ilimitados de genes de los progenitores y de generación de nuevas posibilidades genéticos (la segregación aleatoria de cromosomas, intercambios de segmentos entre cromosomas homólogos parentales con “crossing-over”, la combinación de más de 100.000 genes diferentes parentales durante la fecundación, las mutaciones espontáneas, la herencia mitocondrial matrilineal, el contenido enorme en información del citoplasma del oocito, etc.). Sabemos, hasta cierto punto, que lo genético determina el fenotipo (el s**o, la forma del cuerpo, el metabolismo, enfermedades hereditarias, una parte de la inteligencia, una parte de la resistencia inmunológica y la resistencia a las circundancias adversas, el reloj o el programa interno del desarrollo de crecimiento fisiológico, etc.).
La parte somática del ser humana es estudiada por la biología, fisiología, morfología, patología, etc., mientras que la psicología estudia las partes invisibles del ser humano (alma; el espíritu; la mente; lo psíquico; las emociones y afectos como el amor, el odio, la alegría, el dolor, el sufrimiento, la tristeza, la rabia; y los pensamientos) y su manifestación indirecta como las actitudes y los comportamientos.
Durante la vida intrauterina el ambiente es muy protector: hay poca estimulación; vive a una temperatura constante, no tiene frío ni demasiado calor; vive dentro de agua, es decir que ni siquiera siente el peso de su cuerpo; no tiene hambre ni sed porque sus necesidades alimenticias están suministradas de manera constante; no tiene que respirar, no debe ver gran cosa, no debe oír muchos ruidos atmosféricos de afuera sino ruidos internos de la madre. ¿Cómo podríamos imaginar este estado y eventualmente definirlo? Podemos llamarlo como un estado de no necesidad, no necesidad porque no sabe que su madre le da toda su necesidad por el cordón umbilical. Unos lo llaman como un estado de éxtasis, de nirvana o como un paraíso. Este estado debe ser el origen del estado de omnipotencia y de narcisismo primario que se observa en el recién nacido y durante primeros meses de la vida del lactante.
El niño proyectará más tarde esta omnipotencia (o self grandioso) a sus padres (imagos parentales idealizados) para decepcionarse progresivamente, y de manera más evidente durante la adolescencia. De todos modos, cada uno de nosotros tenemos siempre cierto grado de esta omnipotencia, que se manifiesta con grados diferentes de sufrimiento que tenemos ante la constatación que los otros y el mundo no es como queremos y ante la inevitabilidad de nuestra propia muerte.
Se sabe que los trastornos metabólicos y hormonales de la madre afecta directamente al feto. Se supone que los problemas afectivos de la madre también afectan al estado del feto, pero nosotros lo conocemos muy poco.
Hay evidencias que los recién nacidos de madres perturbadas emocionalmente tienden a ser hiperactivos en su respuesta a estímulos y tiene más labilidad en el funcionamiento cardíaco y gastrointestinal.
También va ser muy importante en el desarrollo del niño, si el embarazo es deseado o no, y en caso de que no lo sea, el grado de aceptación o rechazo que se tenga hacia él. Janine Puget profundiza y amplia este tema imponiendo la necesidad de la creación de un espacio tercio dentro de la relación de pareja antes de concebir un hijo, para no rechazarlo aunque sea inconscientemente. De otra parte, en las parejas “terapéuticas” donde la necesidad afectiva mutua es muy grande, el nacimiento de un bebé desequilibra la pareja y el bebé está rechazado de una manera u otra.
La existencia de una preferencia especial por tener un hijo de un s**o determinado puede ser también un factor importante en las relaciones posteriores de los padres con su hijo.
La teoría del trauma de nacimiento se encuentra estrechamente ligada al nombre de O. Rank, quien lo consideraba como consignatario de todas las angustias ulteriores. Pero Freud, en 1924 se separo definitivamente de las concepciones de Rank.
Cuando nacemos, hace más frío, hay que respirar, sentimos más nuestro peso, tenemos hambre y sed. El cambio es tremendo. Es como una metamorfosis, pero en lugar de volar como una mariposa a partir de una pupa, nos volvemos más pesados y con necesidades totalmente desconocidas. En realidad, se acaba el estado de nirvana, de omnipotencia; pero el bebé sigue creyéndolo. Por eso, echa el grito cuando sus necesidades no son satisfechas inmediatamente por la madre. Es totalmente egoísta (periodo anobjetal). No le importa que la madre esté cansada o durmiendo. Durante los primeros 6-7 años, poco a poco, dejará una buena parte de su omnipotencia y su egoísmo infantil. Pero dentro de cada uno de nosotros, queda siempre cierto grado de omnipotencia y de egoísmo infantil que nos dificultan nuestras relaciones interpersonales.
El embarazo constituye un período de crisis ya que producen rápidos cambios físicos y estados emocionales fluctuantes cuando al ánimo, requiere además la adquisición de una nueva identidad para los esposos. Cada pareja responderá diferente a esta situación de acuerdo con la personalidad previa de cónyuges, el ajuste marital actual y el apoyo familiar y social disponible.
El embarazo es también un período de tensión para el esposo. Fuera de manejar la ansiedad causada por los cambios físicos, psicológicos y sexuales de su esposa, debe ser para ella una fuente de apoyo emocional. A veces puede percibir cambios de ésta como un rechazo personal hacia él.
El embarazo es una experiencia de desarrollo muy importante para la madre, el padre, los otros hijos y el resto de la familia. La introducción de un bebé cambia la naturaleza del grupo, y el cambio es particularmente profundo cuando se trata del primer hijo. Implica la creación de una nueva organización social, nuevas relaciones y para los esposos la adopción del papel de padres.
Todos tendrán que prepararse para su nuevo papel como padres, enfrentando los temores provenientes de su propia infancia, las dudas de que este hijo sea anormal.
Con el nacimiento de un niño, ni la vida de pareja ni de la familia no se volverá a ser como antes en varios aspectos: hay que compartir lo afectivo con más personas, la expectativa común de reiniciar las relaciones sexuales después de la sexta semana va traer un desengaño a muchas parejas.
Las primíparas pueden experimentar cambios de ánimo, tristeza, deseos de llorar y temores. Se estima que una de cada cuatro puede tener una reacción depresiva leve, mientras que la psicosis depresiva tiene una incidencia de 1-2 por mil partos.
2.2. Etapa oral
Desarrollo biopsicosexual, según S. Freud, se describe. Etapas oral, a**l, fálica, latencia, adolescencia y adultez.