22/11/2025
Guillermo del Toro, en una reciente entrevista sobre su nueva película Frankenstein, vuelve a recordarnos que el cine puede ser un espejo del alma.
Él describe a Frankenstein no como un monstruo, sino como el resultado de una serie de ausencias:
la ausencia materna, la ausencia paterna, la falta de guía y el vacío donde debería haber habido amor.
💔 En psicología —y también desde la psicología budista— esto toca directamente la herida del niño interior:
ese espacio que se quebró cuando no recibimos lo que necesitábamos en nuestra infancia,
y que luego marca cómo amamos, cómo tememos y cómo nos relacionamos.
El budismo lo reconoce como la raíz del sufrimiento:
el apego a nuestras narrativas de dolor,
a las historias que creemos que nos definen,
a la ilusión de que lo que faltó sigue gobernando lo que somos.
Del Toro, con su mirada humana y profunda, nos muestra que Frankenstein es un símbolo universal:
somos seres armados con pedazos de experiencias, buscando un corazón que nos sostenga,
buscando pertenecer,
buscando que alguien nos vea tal como somos.
La psicología contemporánea y la sabiduría ancestral coinciden:
🌿 Sanar es observar nuestras heridas sin juicio,
darle espacio a ese niño interior,
y convertir nuestras cicatrices en aprendizaje, no en condena.
Porque, como sugiere Del Toro,
todos llevamos un pequeño Frankenstein por dentro…
pero también tenemos la capacidad de transformarlo con amor y conciencia.