Somos diferentes unos de otros. No hay una lesión idéntica a otra; tampoco pueden encontrarse dos formas idénticas de responder a una agresión. Primer error en nuestra formación: nos enseñan a tratar hombros, rodillas, espaldas... Hay que tratar enfermos.
2. Si sufrimos una caída y sentimos dolor, la causa de ese dolor es evidente; pero si un día nos levantamos de la cama con dolor, sin que haya ocurrido nada que lo justifique es que estamos frente a una causa oculta. Como se describe más abajo, el primer mecanismo de defensa es no sufrir. Para ocultar un dolor haremos compensaciones antiálgicas. Supongamos que nos torcemos un tobillo. El dolor producirá una contracción muscular refleja para proteger la articulación. Si la lesión tarda en curarse, se producirá un acortamiento muscular permanente que irá alterando sucesivamente la buena posición de los distintos segmentos óseos: tibia, fémur, pelvis vértebras... Un buen día podemos sufrir una lumbalgia a causa de esa mala posición. De poco nos servirá tratar la zona lumbar si no disponemos de un método capaz de remontarse a la causa, siguiendo el hilo del acortamiento muscular producido por aquella lesión antigua. Segundo error: trabajar sólo el síntoma. Hay que buscar la causa.
3. Globalidad. Uno de los aportes más importante de la Reeducación Postural Global es el descubrimiento de que los músculos estáticos se asocian en cadenas funcionales (figura 1), unidos entre sí por un sistema de fascias y aponeurosis, de manera que no se puede tirar del extremo de un músculo sin alterar el resto de la cadena (figura 2). Cuando se produce una lesión, ésta queda fijada en forma de acortamiento muscular, y se «diluye» a lo largo de las cadenas musculares que tiene más próximas pudiendo dar síntomas a distancia. Para poder remontarnos a la causa habrá que poner en tensión toda la cadena muscular afectada. Tercer error: trabajo analítico o local. Hay que trabajar de forma global y simultánea.