Psicóloga Paola Andrea Valencia

Psicóloga Paola Andrea Valencia Información de contacto, mapa y direcciones, formulario de contacto, horario de apertura, servicios, puntuaciones, fotos, videos y anuncios de Psicóloga Paola Andrea Valencia, Servicio de salud mental, Bogotá.

🎓 Máster en Gestión del Talento | 👩‍⚕️ Psicóloga especializada en procesos de transformación personal y profesional
💼 Coach en Empleabilidad | 👥 Acompañamiento individual y familiar

25/08/2025

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25/08/2025

Tus palabras también educan: cómo hablar sin herir

La comunicación es mucho más que un intercambio de información: es la herramienta con la que construimos vínculos, transmitimos valores y dejamos huella en quienes nos rodean. En el entorno familiar y de pareja, las palabras no solo sirven para expresar lo que pensamos o sentimos, sino también para educar, guiar y fortalecer la confianza mutua.

El reto está en cómo hacerlo: ¿Cómo comunicar lo que queremos sin herir?, ¿Cómo corregir, orientar o expresar un desacuerdo sin romper la autoestima ni deteriorar el vínculo afectivo?

La educación empieza en la forma de hablar

Cada palabra que decimos tiene un impacto, especialmente en el entorno familiar. Los niños aprenden de la manera en que los adultos se comunican; las parejas se nutren —o se desgastan— según la calidad del diálogo que comparten.

Las palabras pueden convertirse en herramientas de construcción o en armas de destrucción emocional. Una corrección hecha con respeto puede motivar a mejorar; la misma corrección, hecha con gritos o ironías, puede dejar huellas de inseguridad o resentimiento.

Educar, entonces, no es solo enseñar reglas, sino también modelar la manera de relacionarnos con otros.

La comunicación asertiva: hablar con firmeza y respeto

La comunicación asertiva se presenta como la vía más efectiva para lograr un equilibrio entre lo que quiero expresar y el cuidado del otro. Implica:

• Claridad: decir lo que pienso sin rodeos ni dobles mensajes.

• Respeto: elegir un tono y unas palabras que no humillen ni hieran.

• Empatía: ponerme en el lugar del otro antes de responder.

• Escucha activa: no solo hablar, sino también acoger lo que el otro siente o necesita.

El asertividad permite expresar límites sin agresividad y defender un punto de vista sin invalidar el del otro.

El vínculo afectivo: sostén de la comunicación

En la familia y en la pareja, no basta con “tener razón”. Lo que da fuerza a las palabras es el vínculo que las sostiene. Hablar sin herir implica reconocer que la persona que tengo al frente es valiosa y que nuestra relación está por encima del problema puntual.

Algunos gestos que refuerzan este vínculo en la comunicación son:

• Usar un lenguaje cercano y afectuoso, incluso en la corrección.

• Evitar etiquetas (“eres un desordenado”) y enfocarse en conductas específicas (“esta vez dejaste el cuarto sin organizar”).

• Reconocer lo positivo antes de señalar lo que se debe mejorar.

• Hablar desde el “yo” en lugar de desde el “tú” acusador: “yo me siento preocupado cuando…” en lugar de “tú siempre…”

Cómo hablar sin herir en distintos escenarios

• En la familia

Los padres transmiten valores no solo con consejos, sino con el tono y las palabras que usan en lo cotidiano. Frases de apoyo, expresiones de gratitud y un lenguaje respetuoso generan seguridad y autoestima en los hijos.

• En la pareja

La confianza se fortalece cuando los desacuerdos se abordan sin insultos ni descalificaciones. Escuchar con atención, no interrumpir y validar las emociones del otro crea un espacio seguro para el diálogo.

• En el entorno ampliado

Abuelos, hermanos, tíos, suegros… la red familiar también necesita del cuidado en la palabra. Muchas veces, comentarios aparentemente “inocentes” pueden herir más de lo que se cree. Cultivar un lenguaje empático y prudente contribuye a la armonía colectiva.

Herramientas para hablar con afecto y sin herir

Pausa antes de hablar: detenerse un momento para elegir las palabras evita respuestas impulsivas.

• Preguntar en vez de asumir: “¿qué pasó?” en lugar de “otra vez lo hiciste mal”.

• Reemplazar reproches por peticiones claras: “me gustaría que…” en lugar de “nunca haces…”.

• Validar emociones: reconocer lo que el otro siente antes de dar mi opinión.

• Cuidar el lenguaje no verbal: gestos, miradas y tono también educan.

Educar con palabras que cuidan

“Tus palabras también educan” no es solo un recordatorio, es una invitación a ser conscientes de que cada conversación deja huella. En la familia y en la pareja, la comunicación puede ser el puente que une o la barrera que separa. Hablar sin herir no significa evitar la verdad, sino elegir expresarla con respeto, empatía y amor.

Al final, comunicar con afecto es sembrar confianza, fortalecer los vínculos y educar con el ejemplo. Y esa es, quizá, la mejor herencia que podemos dejar a quienes más queremos.

“Hoy comienzo a escribir un proyecto muy especial: un libro que busca ayudarte a mirar dentro de ti y reencontrarte con ...
25/08/2025

“Hoy comienzo a escribir un proyecto muy especial: un libro que busca ayudarte a mirar dentro de ti y reencontrarte con tu valor.”

12/08/2025

Hoy celebro 8 años en Facebook. Gracias por su apoyo constante. No podría haberlo logrado sin ustedes. 🙏🤗🎉

Pao Valencia Bula
12/08/2025

Pao Valencia Bula

Las etapas del duelo no son una escalera: cada quien lo vive a su ritmo

El duelo es una respuesta natural ante una pérdida significativa: la muerte de un ser querido, el fin de una relación, un cambio drástico en la vida o incluso la pérdida de un proyecto o sueño. Aunque la psicología ha descrito etapas comunes para entender este proceso, la realidad es que no se trata de una escalera rígida que se sube peldaño a peldaño. Cada persona transita el duelo de manera única, a su propio ritmo y con sus propias emociones.

Las etapas del duelo (según el modelo de Kübler-Ross)

• Negación
Es un mecanismo de defensa inicial. La persona puede sentir que la pérdida no es real o que todavía no ha ocurrido. Ayuda a amortiguar el impacto emocional y a ganar tiempo para procesarlo.

• Ira
Surgen sentimientos de frustración, injusticia o enojo hacia uno mismo, hacia otros o incluso hacia la situación en general.

• Negociación
La mente busca acuerdos imaginarios para revertir la pérdida (“Si hubiera hecho…”, “Si pudiera…”). Es una forma de intentar recuperar el control.

• Depresión
Se experimenta tristeza profunda, desánimo y una sensación de vacío. Es una etapa de gran vulnerabilidad emocional.

• Aceptación
No significa olvidar o dejar de sentir dolor, sino reconocer la realidad y comenzar a adaptarse a la vida sin lo que se ha perdido.

Importante: estas etapas no siempre se viven en orden ni una sola vez. Una persona puede pasar de la ira a la negación, volver a la depresión y luego sentir momentos de aceptación. No hay un “tiempo correcto” para cada fase.

Estrategias y recomendaciones para trabajar el duelo

• Reconocer y validar las emociones
No reprimas lo que sientes. La tristeza, la rabia o el miedo son reacciones naturales.

• Buscar apoyo emocional
Compartir tus sentimientos con familiares, amigos o un terapeuta puede ayudar a procesar la pérdida.

• Evitar la autoexigencia excesiva
No te presiones para “superar” la pérdida rápido. Date permiso para avanzar a tu ritmo.

• Cuidar el cuerpo y la mente
Mantener hábitos saludables de alimentación, descanso y actividad física ayuda a sostener el equilibrio emocional.

• Crear rituales de despedida
Pueden ser pequeños gestos como encender una vela, escribir una carta o realizar una ceremonia simbólica.

• Aceptar ayuda profesional si es necesario
Cuando el dolor se vuelve abrumador y afecta tu vida diaria, un psicólogo o consejero especializado puede guiarte en el proceso.

El duelo no es una carrera ni una serie de pasos que se completan de forma lineal. Es un camino personal, lleno de idas y vueltas, donde cada emoción tiene un sentido. Reconocer que cada persona lo vive a su manera es un acto de compasión y respeto. Darte tiempo, buscar apoyo y cuidar de ti mismo son las claves para, poco a poco, encontrar un nuevo equilibrio.

Las etapas del duelo no son una escalera: cada quien lo vive a su ritmoEl duelo es una respuesta natural ante una pérdid...
12/08/2025

Las etapas del duelo no son una escalera: cada quien lo vive a su ritmo

El duelo es una respuesta natural ante una pérdida significativa: la muerte de un ser querido, el fin de una relación, un cambio drástico en la vida o incluso la pérdida de un proyecto o sueño. Aunque la psicología ha descrito etapas comunes para entender este proceso, la realidad es que no se trata de una escalera rígida que se sube peldaño a peldaño. Cada persona transita el duelo de manera única, a su propio ritmo y con sus propias emociones.

Las etapas del duelo (según el modelo de Kübler-Ross)

• Negación
Es un mecanismo de defensa inicial. La persona puede sentir que la pérdida no es real o que todavía no ha ocurrido. Ayuda a amortiguar el impacto emocional y a ganar tiempo para procesarlo.

• Ira
Surgen sentimientos de frustración, injusticia o enojo hacia uno mismo, hacia otros o incluso hacia la situación en general.

• Negociación
La mente busca acuerdos imaginarios para revertir la pérdida (“Si hubiera hecho…”, “Si pudiera…”). Es una forma de intentar recuperar el control.

• Depresión
Se experimenta tristeza profunda, desánimo y una sensación de vacío. Es una etapa de gran vulnerabilidad emocional.

• Aceptación
No significa olvidar o dejar de sentir dolor, sino reconocer la realidad y comenzar a adaptarse a la vida sin lo que se ha perdido.

Importante: estas etapas no siempre se viven en orden ni una sola vez. Una persona puede pasar de la ira a la negación, volver a la depresión y luego sentir momentos de aceptación. No hay un “tiempo correcto” para cada fase.

Estrategias y recomendaciones para trabajar el duelo

• Reconocer y validar las emociones
No reprimas lo que sientes. La tristeza, la rabia o el miedo son reacciones naturales.

• Buscar apoyo emocional
Compartir tus sentimientos con familiares, amigos o un terapeuta puede ayudar a procesar la pérdida.

• Evitar la autoexigencia excesiva
No te presiones para “superar” la pérdida rápido. Date permiso para avanzar a tu ritmo.

• Cuidar el cuerpo y la mente
Mantener hábitos saludables de alimentación, descanso y actividad física ayuda a sostener el equilibrio emocional.

• Crear rituales de despedida
Pueden ser pequeños gestos como encender una vela, escribir una carta o realizar una ceremonia simbólica.

• Aceptar ayuda profesional si es necesario
Cuando el dolor se vuelve abrumador y afecta tu vida diaria, un psicólogo o consejero especializado puede guiarte en el proceso.

El duelo no es una carrera ni una serie de pasos que se completan de forma lineal. Es un camino personal, lleno de idas y vueltas, donde cada emoción tiene un sentido. Reconocer que cada persona lo vive a su manera es un acto de compasión y respeto. Darte tiempo, buscar apoyo y cuidar de ti mismo son las claves para, poco a poco, encontrar un nuevo equilibrio.

05/08/2025

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El espejo de mamá y papá: cómo la autoestima se aprende en casaDesde los primeros años de vida, los niños no se miran en...
05/08/2025

El espejo de mamá y papá: cómo la autoestima se aprende en casa

Desde los primeros años de vida, los niños no se miran en un espejo para descubrir quiénes son. Se miran en los ojos de sus padres. Lo que mamá y papá reflejan en sus palabras, en su trato, en su presencia y en su afecto, es lo que el niño aprende a creer sobre sí mismo. Por eso decimos que la autoestima no nace, se construye. Y se construye en casa.

La autoestima: un valor aprendido desde el vínculo

La autoestima no es solo quererse a uno mismo. Es reconocerse con valor, con derecho, con voz. Es la base desde la cual una persona se atreve a soñar, a asumir retos, a poner límites sanos, a relacionarse con otros desde el respeto y no desde la necesidad. Y esta base, como los cimientos de una casa, se forma en los vínculos más tempranos: el vínculo con mamá, con papá o con quien haya ejercido esas figuras en su crianza.

Desde pequeños, los niños interpretan el mundo a través de lo que viven en casa. Si crecen en un entorno donde son valorados, escuchados y respetados, aprenden a valorarse, escucharse y respetarse a sí mismos. Pero si, por el contrario, viven en un ambiente de juicio, indiferencia, exigencia desmedida o falta de afecto, aprenden que no merecen ser amados por quienes son, sino solo por lo que hacen o logran.

1. Los valores y principios: la base del amor propio

Los valores familiares no solo enseñan cómo comportarse, sino también cómo tratarse a uno mismo. La responsabilidad, la honestidad, la solidaridad o el respeto no se transmiten con discursos, sino con ejemplos cotidianos. Cuando los padres enseñan con coherencia —diciendo y haciendo lo mismo—, el niño internaliza esos principios y los convierte en brújula para su vida.

Una familia que educa desde el respeto mutuo, que pone límites con amor y no con miedo, que reconoce los errores como oportunidades de aprendizaje y no como fracasos, está enseñando a sus hijos que el valor propio no se pierde con los tropiezos.

2. La validación emocional: ser visto, ser escuchado, ser sentido

Una de las formas más potentes de fortalecer la autoestima es a través de la validación emocional. Esto significa que el niño sienta que sus emociones importan, que son escuchadas y comprendidas. Frases como:

“Entiendo que estés triste”

“Es normal que tengas miedo”

“Estoy aquí contigo”

… enseñan a los hijos que no están solos con lo que sienten. Esa seguridad emocional se transforma, con el tiempo, en inteligencia emocional y confianza en sí mismos.

Cuando los sentimientos son ignorados, minimizados o ridiculizados, el mensaje que recibe el niño es: “lo que sientes no es importante” o peor aún: “tú no eres importante”. Y ese es un golpe directo a la autoestima.

3. El trato y la comunicación: lo que decimos forma identidad

La forma en que nos dirigimos a nuestros hijos construye su diálogo interno. Las palabras repetidas se convierten en creencias. Por eso es fundamental revisar cómo hablamos en casa:

¿Corregimos con empatía o con humillación?

¿Reconocemos sus logros o solo señalamos sus errores?

¿Elogiamos el esfuerzo o solo premiamos los resultados?

El tono, las palabras y la escucha activa son componentes esenciales. Comunicar no es solo hablar, es conectar. Y cuando mamá y papá logran conexión desde la escucha amorosa, los hijos aprenden que su voz tiene valor.

4. El modelo de los padres: el espejo más claro

Los hijos no hacen lo que se les dice, hacen lo que ven. Por eso, el ejemplo es la herramienta más poderosa en la formación de la autoestima. Si mamá se trata con dureza, si papá se juzga constantemente, si se critican entre ellos o se comunican con agresividad, ese modelo se graba en el corazón y en la mente de los hijos.

Por el contrario, si los niños observan que sus padres se respetan, se valoran, se cuidan y se permiten ser vulnerables, ellos entenderán que eso también está bien para sí mismos. Serán capaces de decir: “yo también merezco amor, cuidado y respeto”.

5. La valoración como miembro de la familia

Cada hijo necesita sentirse importante y amado por ser quien es, no por lo que hace. La pertenencia emocional es un factor clave en el desarrollo de una autoestima sólida. Esto implica crear espacios donde el niño pueda participar, ser tomado en cuenta, aportar, decidir, proponer.

Una familia que reconoce el lugar de cada miembro, que valida su existencia y lo hace sentir significativo, está cultivando adultos seguros, autónomos y emocionalmente sanos.

Ser espejo es una gran responsabilidad

Ser mamá o papá implica mucho más que cuidar, alimentar y proteger. Implica reflejar amor, dignidad y valor. Cada palabra, cada gesto, cada silencio o mirada, está enseñando algo. Por eso, la autoestima no es algo que los niños traen de fábrica; es algo que los adultos ayudan a construir desde casa.

Somos espejo. Y lo que reflejamos, se queda en ellos para siempre.

Pao Valencia Bula
28/07/2025

Pao Valencia Bula

La paz empieza en mí: autoestima y espiritualidad

Un camino real hacia el equilibrio interior

Vivimos tiempos donde el ruido externo —las noticias, el trabajo, las redes sociales, las comparaciones— nos arrastra fácilmente hacia el estrés, la ansiedad y la desconexión. En medio de esa vorágine, muchas personas buscan paz. Pero no una paz artificial o momentánea, sino una paz genuina, profunda y duradera. Esa paz, aunque parezca lejana, tiene un punto de partida muy claro: empieza en ti.

La autoestima y la espiritualidad son dos pilares fundamentales para construir una vida en armonía. Cuando nos valoramos y nos reconocemos como seres únicos, y además cultivamos una conexión con algo más grande que nosotros (ya sea Dios, el universo, la naturaleza o nuestro propósito de vida), empezamos a vivir desde un lugar más sereno, más amoroso y más consciente.

Te comparto recomendaciones reales y prácticas para fortalecer tu autoestima y cultivar una espiritualidad que te devuelva al centro, donde nace la paz interior.

1. Aprende a hablarte con amor (autodiálogo)

El primer paso para vivir en paz contigo mismo es observar cómo te hablas. Muchas personas conviven a diario con un diálogo interno lleno de críticas, juicios y exigencias.

Recomendación práctica: cada vez que te descubras diciendo frases como “soy un desastre”, “no sirvo para esto” o “nunca lo logro”, detente y reemplázalas por afirmaciones más compasivas:

“Estoy aprendiendo”.

“Hoy me esfuerzo, aunque no sea perfecto”.

“Tengo derecho a equivocarme y a mejorar”.

2. Conéctate contigo antes de conectarte con el mundo

Empezar el día revisando el celular o corriendo al trabajo solo alimenta la desconexión. Si quieres vivir con más paz, dedica unos minutos al despertar para volver a ti.

Recomendación práctica: crea una rutina de 10 minutos al comenzar el día. Puede incluir respiración consciente, estiramientos suaves, oración, gratitud o escribir en un diario. No necesitas una hora: lo importante es la intención y la constancia.

3. Reconoce tus luces… y tus sombras

Autoestima no es pensar que eres perfecto, sino aceptarte completo, con lo que brilla y lo que aún está en proceso. La espiritualidad no se trata de negar la oscuridad, sino de aprender a iluminarla desde el amor propio.

Recomendación práctica: escribe una lista con tus fortalezas y otra con tus áreas de mejora. Agradece las primeras y comprométete a trabajar en las segundas sin juicio. Recuerda: estás en camino, no en competencia.

4. Libérate del “deber ser” y escucha tu voz interior
Mucho del sufrimiento viene de intentar cumplir expectativas ajenas. La paz llega cuando te permites ser tú, sin máscaras, sin culpa, sin comparaciones. La espiritualidad auténtica comienza con la escucha profunda de tu alma.

Recomendación práctica: dedica una tarde a revisar tus decisiones importantes: ¿estás viviendo la vida que tú eliges o la que otros esperaban de ti? Haz pequeños ajustes para reconectar con lo que te hace vibrar de verdad.

5. Rodéate de personas y entornos que te eleven

Tu entorno influye directamente en tu autoestima y en tu energía. Si pasas tiempo con personas que te critican, que viven en la queja o que minimizan tu crecimiento, será difícil mantenerte en paz.

Recomendación práctica: haz una auditoría energética. ¿Quién te suma y quién te drena? Sin cortar bruscamente, empieza a priorizar relaciones nutritivas, conversaciones que inspiren y espacios que te ayuden a expandirte.

6. Fortalece tu espiritualidad desde lo cotidiano

No necesitas pertenecer a una religión para cultivar tu espiritualidad. Basta con crear momentos sagrados en lo simple: una caminata consciente, una oración sincera, un acto de bondad desinteresada, un agradecimiento al final del día.

Recomendación práctica: elige un momento del día para reconectar con tu fe, tu propósito o tu energía interna. Pregúntate: ¿qué sentido le quiero dar a este día? ¿A quién puedo servir? ¿Qué puedo agradecer?

La paz no se compra, no se encuentra en una agenda ocupada ni se alcanza al final de una meta profesional. La paz se construye cada día, en el modo en que nos tratamos, en lo que pensamos de nosotros mismos y en la manera en que nos conectamos con el mundo desde adentro.

La autoestima no es ego, es amor propio. La espiritualidad no es evasión, es anclaje. Juntas, son el camino más firme hacia una vida en equilibrio.

Recuerda: la paz empieza en ti. Y desde ahí, puede llegar a los demás.

Pao Valencia Bula
28/07/2025

Pao Valencia Bula

Sostengo lo nuestro, pero ¿quién me sostiene a mí?": El peso invisible de las relaciones desequilibradas

En el corazón de muchas relaciones de pareja hay una frase que se murmura en silencio, pero que grita desde lo más profundo del alma: “Sostengo lo nuestro, pero ¿quién me sostiene a mí?”.

Este pensamiento no surge del egoísmo ni del deseo de protagonismo, sino del agotamiento emocional que provoca sostener una relación de forma unilateral. Habla de la necesidad de reciprocidad emocional, de sentir que no solo se cuida al otro, sino que también hay alguien dispuesto a cuidar de nosotros.

El amor no es sacrificio constante

Durante años, se ha romantizado la idea de que amar es darlo todo sin esperar nada a cambio. Aunque el amor genuino implica entrega, comprensión y generosidad, cuando uno de los dos se convierte en el pilar constante de la relación —el que escucha, contiene, propone, cede, resuelve o salva—, tarde o temprano aparece el desgaste. Nadie puede ser refugio todo el tiempo sin, al menos de vez en cuando, tener un lugar seguro donde descansar. Una relación madura y sana se basa en el equilibrio del dar y recibir. Esto no significa contar cada gesto o palabra como si fuera una deuda emocional, sino mantener una conexión en la que ambos se esfuercen por sostener el “nosotros” desde el “yo” y el “tú”.

La importancia de sentirse sostenido

Sostener emocionalmente a alguien es más que escuchar sus problemas o estar presente en momentos difíciles. Es ofrecer validación, apoyo emocional, palabras que contienen, gestos que acompañan y actitudes que reconfortan.

• Cuando una persona en la relación no siente este acompañamiento mutuo, puede experimentar:

• Soledad emocional, incluso estando en compañía.

• Sobrecarga afectiva, al sentirse responsable del bienestar de ambos.

• Inseguridad o frustración, al no sentirse valorado/a o comprendido/a.

• Desgaste vincular, que a largo plazo erosiona la relación.

Relaciones recíprocas: corresponsabilidad afectiva

La salud emocional de una pareja no se mide por la ausencia de conflictos, sino por la manera en que ambos se sostienen mutuamente en la cotidianidad. Una relación recíproca es aquella donde:

• Ambos validan las emociones del otro.

• Se reconocen los esfuerzos y aportes sin darlos por sentados.

• Hay espacio para que ambos sean vulnerables, sin miedo a ser juzgados o ignorados.

• El cuidado no es una carga, sino una práctica compartida.

Preguntarse “¿quién me sostiene a mí?” no implica que la otra persona sea responsable total de nuestro bienestar, pero sí que se reconoce el valor de la corresponsabilidad emocional: el estar el uno para el otro, de forma auténtica y comprometida.

Construir un “nosotros” sin perdernos en el intento

Una pareja se construye desde dos individualidades completas que deciden caminar juntas. Cuando uno solo sostiene la relación, corre el riesgo de perderse, de olvidarse de sus propias necesidades y límites. En cambio, cuando ambos se sostienen mutuamente, el vínculo se fortalece, se profundiza y se transforma en un espacio de crecimiento compartido.

El amor verdadero no se sostiene con sacrificios silenciosos ni con entrega desequilibrada. El amor se cultiva desde la empatía, la escucha activa y el cuidado mutuo. Preguntarse “¿quién me sostiene a mí?” es un acto de valentía y autoconciencia que invita a replantear las dinámicas de la relación para que el amar no se vuelva un acto solitario.

Porque cuando ambos se sostienen, el amor no pesa: impulsa.

La paz empieza en mí: autoestima y espiritualidadUn camino real hacia el equilibrio interiorVivimos tiempos donde el rui...
28/07/2025

La paz empieza en mí: autoestima y espiritualidad

Un camino real hacia el equilibrio interior

Vivimos tiempos donde el ruido externo —las noticias, el trabajo, las redes sociales, las comparaciones— nos arrastra fácilmente hacia el estrés, la ansiedad y la desconexión. En medio de esa vorágine, muchas personas buscan paz. Pero no una paz artificial o momentánea, sino una paz genuina, profunda y duradera. Esa paz, aunque parezca lejana, tiene un punto de partida muy claro: empieza en ti.

La autoestima y la espiritualidad son dos pilares fundamentales para construir una vida en armonía. Cuando nos valoramos y nos reconocemos como seres únicos, y además cultivamos una conexión con algo más grande que nosotros (ya sea Dios, el universo, la naturaleza o nuestro propósito de vida), empezamos a vivir desde un lugar más sereno, más amoroso y más consciente.

Te comparto recomendaciones reales y prácticas para fortalecer tu autoestima y cultivar una espiritualidad que te devuelva al centro, donde nace la paz interior.

1. Aprende a hablarte con amor (autodiálogo)

El primer paso para vivir en paz contigo mismo es observar cómo te hablas. Muchas personas conviven a diario con un diálogo interno lleno de críticas, juicios y exigencias.

Recomendación práctica: cada vez que te descubras diciendo frases como “soy un desastre”, “no sirvo para esto” o “nunca lo logro”, detente y reemplázalas por afirmaciones más compasivas:

“Estoy aprendiendo”.

“Hoy me esfuerzo, aunque no sea perfecto”.

“Tengo derecho a equivocarme y a mejorar”.

2. Conéctate contigo antes de conectarte con el mundo

Empezar el día revisando el celular o corriendo al trabajo solo alimenta la desconexión. Si quieres vivir con más paz, dedica unos minutos al despertar para volver a ti.

Recomendación práctica: crea una rutina de 10 minutos al comenzar el día. Puede incluir respiración consciente, estiramientos suaves, oración, gratitud o escribir en un diario. No necesitas una hora: lo importante es la intención y la constancia.

3. Reconoce tus luces… y tus sombras

Autoestima no es pensar que eres perfecto, sino aceptarte completo, con lo que brilla y lo que aún está en proceso. La espiritualidad no se trata de negar la oscuridad, sino de aprender a iluminarla desde el amor propio.

Recomendación práctica: escribe una lista con tus fortalezas y otra con tus áreas de mejora. Agradece las primeras y comprométete a trabajar en las segundas sin juicio. Recuerda: estás en camino, no en competencia.

4. Libérate del “deber ser” y escucha tu voz interior
Mucho del sufrimiento viene de intentar cumplir expectativas ajenas. La paz llega cuando te permites ser tú, sin máscaras, sin culpa, sin comparaciones. La espiritualidad auténtica comienza con la escucha profunda de tu alma.

Recomendación práctica: dedica una tarde a revisar tus decisiones importantes: ¿estás viviendo la vida que tú eliges o la que otros esperaban de ti? Haz pequeños ajustes para reconectar con lo que te hace vibrar de verdad.

5. Rodéate de personas y entornos que te eleven

Tu entorno influye directamente en tu autoestima y en tu energía. Si pasas tiempo con personas que te critican, que viven en la queja o que minimizan tu crecimiento, será difícil mantenerte en paz.

Recomendación práctica: haz una auditoría energética. ¿Quién te suma y quién te drena? Sin cortar bruscamente, empieza a priorizar relaciones nutritivas, conversaciones que inspiren y espacios que te ayuden a expandirte.

6. Fortalece tu espiritualidad desde lo cotidiano

No necesitas pertenecer a una religión para cultivar tu espiritualidad. Basta con crear momentos sagrados en lo simple: una caminata consciente, una oración sincera, un acto de bondad desinteresada, un agradecimiento al final del día.

Recomendación práctica: elige un momento del día para reconectar con tu fe, tu propósito o tu energía interna. Pregúntate: ¿qué sentido le quiero dar a este día? ¿A quién puedo servir? ¿Qué puedo agradecer?

La paz no se compra, no se encuentra en una agenda ocupada ni se alcanza al final de una meta profesional. La paz se construye cada día, en el modo en que nos tratamos, en lo que pensamos de nosotros mismos y en la manera en que nos conectamos con el mundo desde adentro.

La autoestima no es ego, es amor propio. La espiritualidad no es evasión, es anclaje. Juntas, son el camino más firme hacia una vida en equilibrio.

Recuerda: la paz empieza en ti. Y desde ahí, puede llegar a los demás.

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Facilitacion Experencial

Profesional en Psicología, Aspirante al Master En Coaching Directivo y Liderazgo, Facilitadora Certificada en Outdoor Trainer y Training Manager, Consultora Organizacional Docente por Competencias.