06/12/2024
Hay pensamientos inflexibles que nos paralizan , nos llevan a vivir con ansiedad y nos dan la sensación de que nunca seremos suficientes. Por ejemplo “debo hacer a otros felices para ser una buena persona” “mis necesidades no son tan importantes como las de los demás” “debo complacer a otros” “si digo no; seré rechazado” “no puedo equivocarme”
Como seres humanos merecemos mandatos más realistas y flexibles, que nos lleven a ajustarnos, movilizarnos y avanzar. Mandatos que nos inviten a ser nuestra prioridad, que nos permitan fallar y volver a intentarlo, que nos alienten a decir “no” a otros, y “si” a nuestro yo auténtico en proceso de evolución. Por ejemplo “puedo ser una buena persona y puedo reconocer que la felicidad de otros no depende de del todo de mi”
Como lo dice Viktor Frankl; el ser humano no se limita a existir; también decide en cada momento “cómo existir” y en ese orden de ideas, puede cambiar a cada momento. Esta potencialidad de ser seres cambiantes requiere unos mandatos flexibles que nos permitan morir cada día a lo que elegimos dejar atrás y renacer cada día hacia lo que elegimos hacer crecer en nosotros.