05/04/2020
Equilibrio energético-amor incondicional-pandemia coronavirus
La integración de nuestro campo electromagnético (CEMG), que es la expresión energética de lo físico, lo mental y lo emocional, está directamente relacionada con el equilibrio de nuestros “centros energéticos” mayores y menores, estos últimos llamados a dar soporte energético a los primeros. Este equilibrio genera como resultado una mayor “frecuencia vibratoria”.
Precisamente a través del “Balance Polar Electromagnético”, los terapeutas especializados en estas terapias alternativas también conocidas como decodificación, ayudamos a restablecer o facilitar a los pacientes este equilibrio.
En la medida que vibramos en una frecuencia alta, podemos mantener el equilibrio de nuestro campo electromagnético (CEMG) con sus centros energéticos, y de esta manera no resonaremos frente al corona virus.
Este equilibrio requiere apoyo en la coherencia emocional, que se ve alterada desde el miedo, ahora exacerbado por la sobre-información mediática, el agobio y el aislamiento. El miedo es la fuerza contraria al Amor.
Nuestro cuarto centro energético referido al “Amor incondicional”, corresponde al órgano corazón y es coordinador de nuestro “sistema inmunológico”, toda vez que sus centros energéticos menores o secundarios son nada menos que el timo y los pulmones.
La causa de la “pérdida de estructura” de estos centros está directamente relacionada con la pérdida del sentido de la vida, cuyo principal inspirador es el miedo, que se activa cuando vemos amenazadas nuestras seguridades puestas en las cosas materiales.
No es gratuito que éste virus nos lleve a la pérdida de la función respiratoria, que es la forma de condensar la vida misma, hasta morir eventualmente.
Retomemos el sentido de la vida, que éste virus nos sirva para ayudarnos a retomar la dirección correcta, trabajando nuestro “cuarto centro” referido al amor incondicional y representado en el órgano corazón, como centro armónico, resultado de afianzarnos en la tierra; para ello necesitamos abandonar el miedo y tomar la decisión con voluntad para trabajar desde el amor incondicional para con nosotros mismos y con los demás, lo cual implica el autocuidado y el cuidado de nuestro prójimo.
Solamente desde un sentimiento elevado como el Amor logramos todo lo anterior. Que el Espíritu de Dios infunda en nuestro corazón la fuerza del Amor para retomar el verdadero sentido de la vida.
Carlos Liebbe