
11/08/2025
Vuela alto, amigo.
No necesito despedirme por este medio, porque mi espíritu y mi energía han estado contigo en mi oración desde el momento en que silenciaron tus ideas con violencia.
Hoy siento vergüenza de un país donde pasa de todo… y “no pasa nada”. Un país que retrocede 40 años, donde aún se mata al otro por pensar diferente, porque la vida de alguien vale apenas unos cuantos pesos.
No solo se silencia para siempre a un político, sino a un padre, un esposo, un amigo, un hijo… a un ser humano cuya madre también fue asesinada por lo mismo.
¿Cómo les contamos esta historia a nuestros hijos?
¿Cómo les explicamos que en un país tan hermoso, con gente tan buena, existan seres tan despreciables que su vanidad e ignorancia los lleven a esto?
¿Cómo podemos hablar de construir nación, si al que piensa diferente lo callan para siempre?
¿Cómo puede llegar el cambio, si las ideas opuestas —las mismas que han traído progreso a la humanidad— se siguen cancelando en Colombia con la muerte?
Hoy no sé qué pensar ni qué decir. Me da miedo pensar diferente también.
Hoy solo pido perdón a tu esposa, a tus hijos, a tu padre, a tus hermanos y a toda tu familia, a quienes he querido durante tantos años, por tener que vivir este acto de inhumanidad e ignorancia.
Esto no es justo. No tengo más que vergüenza.
Desde lo más profundo de mi corazón, te abrazo… y abrazo a tu familia.