31/10/2025
La luz se ha atenuado en casa con la partida de mis dos grandes compañeros, mis perros de toda la vida. No solo se han ido dos mascotas; se ha roto el hilo invisible que tejía la alegría diaria, el consuelo silencioso y el amor incondicional. Su ausencia es un eco profundo, pero el legado de sus huellas es la verdadera trascendencia. Ellos me enseñaron la pureza del afecto, la lealtad inquebrantable y el valor de cada día compartido. Ahora son estrellas gemelas en mi firmamento, guardianes eternos de los recuerdos más preciados. No se han ido del todo; viven en cada rincón de mi corazón y en la persona que soy gracias a la vida que compartimos.