Coach Personalizado

Coach Personalizado “EL FUTURO NO SE ESPERA, EL FUTURO SE CONSTRUYE”

17/11/2020

DÍA 24: EL AMOR EN OPOSICIÓN A LA LUJURIA

El mundo se va acabando, con todos sus malos deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (1 Juan 2:17)

Adán y Eva tenían todo lo que necesitaban en el jardín del Edén. Tenían comunión con Dios e intimidad entre ellos. A pesar de esto, cuando a Eva la engañó la serpiente, vio el fruto prohibido y lo deseó con todo su corazón. Poco tiempo después, Adán participó de sus deseos y, en contra del mandamiento de Dios, los dos comieron.

Así es la evolución: Desde los ojos al corazón y luego a la acción.

Después, vienen la vergüenza y el arrepentimiento.

Nosotros también tenemos todo lo que necesitamos para una vida plena, productiva y enriquecedora. "Nada hemos traído al mundo, así que nada podemos sacar de él" (1 Timoteo 6:7).

La Biblia va más allá y dice que deberíamos contentarnos con tenerla comida y la vestimenta esencial. Y Jesús prometió que estas dos cuestiones nunca les faltarían a los hijos de Dios (Mateo 6:25-33).

Sin embargo, las bendiciones de Dios sobrepasan tanto estas necesidades básicas que podríamos decir que no nos falta nada. Aún así, al igual que Adán y Eva, queremos más. Así que ponemos los ojos y el corazón en la búsqueda del placer mundano. Intentamos satisfacer necesidades legítimas de maneras ilegítimas. Muchos buscan satisfacción sexual en otra persona o en imágenes pornográficas diseñadas para que se parezcan a una persona real. Miramos, clavamos los ojos y fantaseamos. Intentamos ser discretos pero ap***s si apartamos la vista. Y una vez que la curiosidad está en nuestros ojos, el corazón se enreda. Entonces, actuamos en función de nuestra lujuria.

También podemos codiciar posesiones, poder o tener una ambición orgullosa. Vemos lo que tienen los demás y lo queremos. Nuestro corazón se engaña y piensa: "Si sólo tuviera esto podría ser feliz". Entonces, tomamos la decisión de conseguirlo.

"Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición" (1 Timoteo 6:9).

La lujuria se opone al amor. Significa desear con pasión algo prohibido. Y en el caso de un creyente, es el primer paso para salir de la comunión con el Señor y con los demás. Esto se debe a que cada objeto de tu lujuria (ya sea un joven compañero de trabajo o una actriz, codiciar una casa de medio millón de dólares o un auto deportivo) representa el comienzo de una mentira. La persona o la cosa que parece prometer una satisfacción absoluta se asemeja más a un pozo sin fondo de anhelos insatisfechos.

La lujuria siempre genera más lujuria. "¿Por qué hay enemistades y riñas entre ustedes? ¿Será que en el fondo del alma tienen un ejército de malos deseos?" (Santiago 4:1 BAD, paráfrasis). La lujuria logra que estés descontento con tu cónyuge. Genera enojo, adormece el corazón y destruye los matrimonios. Lleva a la desolación en lugar de a la plenitud.

Es hora de desenmascarar a la lujuria y mostrar qué es en verdad: una sed equivocada de satisfacción que solo Dios puede saciar. La lujuria es como una luz de advertencia en el tablero de mandos de tu corazón, que te alerta si no estás permitiendo que el amor de Dios te llene. Cuando tienes los ojos y el corazón puestos en Él, tus acciones te guiarán a un gozo duradero en lugar de a ciclos interminables de reproche y condenación.

"Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia" (2 Pedro 1:3-4).

¿Estás cansado de que la lujuria te mienta? ¿Estás harto de creer que los placeres prohibidos pueden mantenerte feliz y contento? Entonces, comienza a poner tus ojos en la Palabra de Dios. Deja que sus promesas de paz y libertad se abran paso en tu corazón. A diario, recibe el amor incondicional que Él ya te ha probado por medio de la cruz. Concéntrate en ser agradecido por todo lo que Dios ya te dio en lugar de elegir el descontento.

Descubrirás que lo que Él provee te llena tanto que ya no necesitas la comida chatarra de la lujuria.

Y mientras tanto, vuelve a poner los ojos y el corazón en tu cónyuge. "Sea bendita tu fuente, y regocíjate con la mujer de tu juventud [...] Su amor te embriague para siempre. ¿Por qué has de embriagarte, hijo mío, con una extraña, y abrazar el seno de una desconocida? Pues los caminos del hombre están delante de los ojos del Señor, y Él observa todos sus senderos" (Proverbios 5:18-21).

"No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él" (1 Juan 2:15). La lujuria es lo mejor que este mundo tiene para ofrecer, pero el amor te ofrece la mejor vida del mundo.

El desafío de hoy

Ponle fin ahora. Identifica todo objeto de lujuria en tu vida y
quítalo. Distingue cada mentira que has tragado al buscar el
placer prohibido y recházala. No se puede permitir que la
lujuria viva en una habitación trasera. Hay que matarla y
destruirla (hoy mismo) y reemplazarla con las promesas de Dios y con un corazón lleno de su amor perfecto.

Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.

¿Qué área de lujuria identificaste? ¿Qué precio te ha hecho pagar con el tiempo? ¿Cómo te ha alejado de la persona que quieres ser? Escribe sobre tu nuevo compromiso de buscar a Dios (y a tu cónyuge) en lugar de ir detrás de deseos insensatos.

Andad como libres, pero no uséis la libertad como pretexto para la maldad. (1º Pedro 2:16)

El amor es Jesucristo...
11/11/2020

El amor es Jesucristo...

DÍA 20: EL AMOR ES JESUCRISTO

Mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. (Romanos 5:6)

La reflexión y el desafío de ayer nos llevaron a esta conclusión. Por fortuna, es una conclusión con la cual puedes vivir: hoy, mañana y para siempre.

Jesús ha venido a buscarte y a salvarte (Lucas 19:10). Todas las cosas en las que has fracasado, cada minuto que malgastaste intentando arreglar las cosas a tu manera... todo puede perdonarse y restaurarse al colocar tu vida en manos del que te la dio primero.

Quizá nunca lo hiciste. Entonces, hoy es tu día. "Ahora es el tiempo propicio; he aquí, ahora es el día de la salvación" (2 Corintios 6:2). Quizá lo hiciste hace años} pero te has alejado mucho de tus raíces espirituales. Entonces, "arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor" (Hechos 3:19)-Aun si Cristo es tu estilo de vida y nunca dejaste de caminar en comunión con Él, los siguientes pasajes de las Escrituras serán un renovado motivo de gratitud por todo lo que ha hecho por ti.

La Biblia dice que somos pecadores desde que nacemos, desde el momento en que llegamos al mundo. "He aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre" (Salmo 51:5). "Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas" (Isaías 64:6). Dios no envía al in****no a personas inocentes. Lo merecemos. Sencillamente, no podemos ser lo nucientemente buenos como para vivir con un Dios puro y santo. Sin embargo, "Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él" (1 Juan 4:9). "Aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo [...] Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filipenses 2:6-8). "Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados" (1 Pedro 2:24). Por su muerte, Él invalidó la idea de que no mereces ser amado y no tienes valor. Si alguna vez te sientes de esa manera, no estás mirando la cruz. Allí, Él probó su amor por ti. No se puede comprender por completo un amor semejante. "A duras p***s habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:7-8).

Este amor tampoco se puede ganar. "Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). "Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).

Es necesario recibirlo. "Si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los mu***os, serás salvo; porque con el corazón se cree para justicia, V con la boca se confiesa para salvación" (Romanos 10:9-10).

Y cuando te apropias de esta nueva vida y este nuevo amor, eres libre para amar con una capacidad que nunca antes tuviste.

"En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos [...] Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto" (1 Juan 3:13-23 NVI). "El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor" (1 Juan 4:8).

Él estuvo dispuesto a amarte aunque no lo merecías, aún cuando
no correspondiste a ese amor. Pudo ver todos tus defectos y tus
imperfecciones y aún así eligió amarte. Su amor hizo el mayor de
los sacrificios para satisfacer la mayor de tus necesidades. Como
resultado puedes (mediante su gracia) caminar en la plenitud y la
bendición de su amor. Ahora y para siempre.

Esto significa que ahora compartes este mismo amor con tu
cónyuge. Puedes amar aún cuando no te ame. Puedes ver todos sus defectos y sus imperfecciones y aún así elegir amarlo. Y aunque no puedes satisfacer sus necesidades al igual que Dios, puedes transformarte en su instrumento para satisfacer las necesidades de tu cónyuge. Como resultado, él o ella podrá caminar en la plenitud y la bendición de tu amor. Ahora y hasta la muerte.

El verdadero amor solo se encuentra en Cristo. Y luego de recibir
su regalo de nueva vida al aceptar su muerte en tu lugar y el perdón de tus pecados, por fin estás listo para poner en práctica el desafío.

El desafío de hoy

Atrévete a tomarle la palabra a Dios. Atrévete a confiar en
Jesucristo para la salvación. Atrévete a orar: "señor Jesús, soy
pecador; pero has demostrado tu amor por mí al morir para
perdonar mis pecados, y has probado tu poder para salvarme
de la muerte mediante tu resurrección. Cambia mi corazón y
sálvame con tu gracia".

Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.

Escribe tu experiencia. Aunque solo renueves tu compromiso de
recibir y expresar el amor de Dios, ¿qué te ha mostrado Él hoy?

En su amor y en su compasión los redimió. (Isaías 63:9)

09/11/2020

DÍA 18: EL AMOR PROCURA COMPRENDER

Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento. (Proverbios 3:13)

Nos gusta descubrir todo lo que podemos sobre las cosas que nos importan de verdad. Si se trata de nuestro equipo de fútbol preferido, leeremos todo artículo que nos ayude a saber cómo se desarrolla. Si se trata de cocina, veremos los canales que revelan las mejores técnicas de parrilla o recetas de postres. Si un tema nos resulta atractivo, prestaremos atención cada vez que surja. De hecho, a menudo es un área de estudio personal.

Por supuesto, está bien tener intereses ajenos al matrimonio y saber mucho sobre ciertas cuestiones. Sin embargo es aquí donde el amor haría la siguiente pregunta: "¿Cuánto sabes con respecto a tu pareja?"

Piensa en la época en la que eran novios. ¿Acaso no estudiabas a la persona por quien tu corazón latía?

Cuando un hombre intenta ganar el corazón de una mujer, la estudia. Descubre lo que le gusta, lo que no le gusta, sus hábitos y sus pasatiempos; pero una vez que gana su corazón y se casa, a menudo deja de descubrir cosas sobre ella. El misterio y el desafío de conocerla parecen menos intrigantes, y sus intereses comienzan a desviarse hacia otras áreas.

A menudo, también es cierto en el caso de las mujeres, quienes al principio admiran y respetan al hombre con el cual quieren estar. Y luego del matrimonio, esos sentimientos comienzan a desvanecerse, a medida que la realidad revela que su "príncipe" es un hombre con imperfecciones y muchos defectos.

Sin embargo, tu cónyuge todavía tiene misterios escondidos para descubrir. Si logras comprender esto será una ayuda para unirlos
más a los dos. Incluso puede traerte favor a los oíos de tu pareja. "El buen entendimiento produce favor" (Proverbios 13:15). Considera el siguiente punto de vista: si todo lo que estudiaste de tu cónyuge antes de casarte fuera equivalente a un diploma de la escuela secundaria, entonces deberías seguir aprendiendo sobre tu pareja hasta obtener un "título universitario", una "maestría" y por último, un "doctorado". Imagínalo como un viaje que dura toda la vida, el cual te acerca cada vez más a tu cónyuge.

• ¿Sabes cuáles son sus mayores esperanzas y sus sueños?

• ¿Comprendes bien cómo prefiere dar y recibir amor?

• ¿Conoces los mayores temores de tu cónyuge y por qué lucha con ellos?

Uno de los problemas que impide tener una buena relación con tu cónyuge es que sencillamente no lo comprendes. Es probable que reaccione en forma muy distinta a ti frente a ciertas situaciones, y no comprendes por qué.

Estas diferencias (aun las que son relativamente insignificantes) pueden ser causa de muchas peleas y conflictos en tu matrimonio. Esto se debe a que, como dice la Biblia, tenemos la tendencia de "maldecir" las cosas que no entendemos (Judas 10 NVI).

Los gustos y las preferencias de tu cónyuge tienen sus razones. Cada matiz de su carácter tiene como trasfondo una historia. Cada elemento que conforma su identidad y su manera de pensar se expresa en una serie de principios guía, los cuales a menudo solo tienen sentido para la persona que los sostiene; pero vale la pena tomarse el tiempo para estudiar por qué es de esa manera.

Si extrañas el nivel de intimidad que supiste tener con tu cónyuge, una buena manera de volver a ganar su corazón es comprometiéndote a conocerlo. Estúdialo. Léelo como a un libro que intentas comprender.
Haz preguntas. La Biblia dice: "El oído del sabio busca el conocimiento" (Proverbios 18:15). El amor toma la iniciativa de comenzar las conversaciones. Tu cónyuge necesita saber que tu deseo de comprenderlo es auténtico y genuino, sólo así podrás lograr que se abra.

Escucha. "Los sabios atesoran conocimiento, pero la boca del necio es ruina cercana" (Proverbios 10:14). El objetivo de comprender a tu cónyuge es escucharlo, no decirle lo que piensas. Aún si no es demasiado conversador, el amor te llama a sacar las "aguas profundas" que viven en él (Proverbios 20:5). Pídele discernimiento a Dios. "Porque el Señor da sabiduría, de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia" (Proverbios 2:6). Las diferencias entre los sexos, trasfondos familiares y las distintas experiencias pueden nublar tu capacidad para conocer el corazón y las motivaciones de tu cónyuge. Sin embargo, Dios da sabiduría. El Señor te mostrará lo que necesitas para saber cómo amar mejor a tu cónyuge. "Con sabiduría se edifica una casa, y con prudencia se afianza; con conocimiento se llenan las cámaras de todo bien preciado y deseable" (Proverbios 24:3-4). Hay una profundidad de belleza y significado dentro de tu esposa o tu esposo, que te sorprenderá a medida que descubras más al respecto. Entra en el misterio con esperanza y entusiasmo. Desea conocer a esta persona aún mejor de lo que ya la conoces. Transfórmala en tu campo de estudio elegido, y llenarás tu hogar con las riquezas que solo el amor puede generar.

El desafío de hoy

Prepara una cena especial en tu casa, solo para ustedes dos.
La cena puede ser tan especial como quieras. Dedica este
tiempo a conocer mejor a tu cónyuge, quizá en áreas de las
cuales no han hablado casi nunca. Decide que sea una noche agradable para los dos.

Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.

¿Qué descubriste de tu cónyuge que no sabías? ¿Cómo podrías continuar en otra ocasión, de otras maneras, este proceso de descubrimiento? ¿Qué momentos hicieron que esta noche fuera memorable?

Para encontrar una lista de preguntas relacionadas con el desafío de hoy, ver el Apéndice de la página 206.

Adquiere sabiduría, y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia. (Proverbios 4:7)

El amor cultiva la intimidad.
08/11/2020

El amor cultiva la intimidad.

DÍA 17: EL AMOR CULTIVA LA INTIMIDAD

EI que perdona la ofensa cultiva el amor, el que insiste en la ofensa divide a los amigos. (Proverbios 17:9 NVI)

Puedes ser unido con un buen amigo que conoces desde la infancia o la universidad. Puedes ser unido con un hermano, con tus padres o con un primo que tenga más o menos tu edad. Sin embargo, nada se compara con la unidad que se experimenta entre un esposo y una esposa. El matrimonio es la relación humana más íntima.

Por eso lo necesitamos tanto. Cada uno de nosotros llega a la vida con un hambre innato por ser conocido, amado y aceptado. Queremos que las personas sepan nuestro nombre, nos reconozcan cuando nos vean y nos valoren por lo que somos. La posibilidad de compartir nuestro hogar con alguien que nos conoce hasta el detalle más íntimo es parte del profundo placer del matrimonio.

Sin embargo, en esta gran bendición también yace su mayor peligro. Alguien que nos conoce a fondo puede amarnos con una profundidad que jamás imaginamos o puede herirnos de manera tal que nunca nos recuperemos del todo. Es el fuego y el temor del matrimonio.

¿Cuál de ellos experimentas más en tu hogar hoy? ¿Los secretos que tu cónyuge conoce sobre ti son motivo de vergüenza o motivos para unirlos más? Si tu cónyuge fuera a responder esta misma pregunta, ¿diría que lo haces sentir seguro o asustado?

Si el hogar no es considerado como un lugar seguro, los dos se verán tentados a buscar esa seguridad en otra parte. Quizá, te vuelques a otra persona e inicies una relación que coquetee con el adulterio o en última instancia, lo cometa. Tal vez busques consuelo en el trabajo o en pasatiempos fuera de casa, en algo que te proteja, en parte, de la intimidad pero que también te mantenga rodeado de personas que te respeten y te acepten.

Tu pareja no debería sentirse presionada a ser perfecta para recibir tu aprobación. No tendría que andar con pie de plomo en donde debiera sentirse en libertad de caminar con soltura. La Biblia dice: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor" (i Juan 4:18). En tu matrimonio, debería de haber una atmósfera de libertad. Al igual que Adán y Eva en el jardín, la relación estrecha entre ustedes debiera intensificar su intimidad. Estar desnudos y no sentir vergüenza (Génesis 2:25) debería ser parte de la misma frase en tu matrimonio: en el ámbito físico y emocional.

Hay que admitir que es un tema delicado. El matrimonio ha descargado el bagaje de otra persona sobre tu vida, y el tuyo sobre la vida de esa persona. Es natural sentirse avergonzado de que se le haya revelado tanto sobre ti a alguien más; pero es tu oportunidad para guardar toda esta información privada en el abrazo protector de tu amor, y prometer ser la persona que mejor pueda ayudar a tu cónyuge a manejarla.

Algunos de estos secretos pueden necesitar corrección. Por lo tanto, puedes ser un agente de sanidad y restauración: no con sermones ni críticas, sino escuchando con amor y ofreciendo apoyo.

Algunos de estos secretos solo necesitan ser aceptados. Son parte del carácter y la historia de esta persona. Y aunque quizá no sea agradable, siempre habrá que tratar estas cuestiones con tacto y dulzura.

En cualquiera de los dos casos, solo tú ejerces el poder de rechazar a tu cónyuge debido a estas cosas o de aceptarlo e invitarlo a pasar, con todos sus defectos. Sabrá que se encuentra en un lugar seguro donde tiene la libertad de cometer errores, o se encerrará en sí mismo y lo perderás, quizá para siempre. Amar bien a tu cónyuge debería ser la labor de tu vida.

Piénsalo así: Nadie te conoce mejor que Dios, quien te hizo. El autor del Salmo 139 tenía razón cuando dijo: "Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; desde lejos comprendes mis pensamientos. Tú escudriñas mi senda y mi descanso, y conoces bien todos mis caminos. Aún antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor, tú ya la sabes toda" (Salmo 139:2-4).

Y sin embargo, Dios, quien conoce los secretos que escondemos incluso de nosotros mismos, nos ama con una profundidad que no podemos ni comenzar a comprender.

¿Cuánto más deberíamos (como personas imperfectas) extender la mano a nuestro cónyuge con gracia y comprensión, aceptándolo por quien es y asegurándole que sus secretos están seguros con nosotros?

Quizá esta sea un área en la que has fracasado en el pasado. Si es así, no esperes que, de inmediato, tu pareja te deje entrar sin impedimentos a su corazón. Debes comenzar a reconstruir la confianza. A Jesús mismo se lo describe como el único que no se entromete en la vida de las personas, sino que permanece en la puerta y llama. "Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo" (Apocalipsis 3:20).

Siempre hace falta tiempo para que se desarrolle la realidad de la intimidad, en especial, luego de haber sido puesta en peligro. Hoy mismo puedes tomar el compromiso de restablecerla... esto es así para cualquiera que esté dispuesto a aceptar el desafío.

Escúchalo de verdad cuando te cuente pensamientos y luchas personales. Haz que se sienta seguro.

Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
¿Cuánto te cuesta detenerte y no decir algo crítico o de otro tipo?
¿Qué aprendiste hoy sobre tu cónyuge al escucharlo?

Yo soy de mi amado y mi amado es mío. (Cantar de los Cantares 6:3)

El amor es honorable
07/11/2020

El amor es honorable

DÍA 15: EL AMOR ES HONORABLE

Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres [...] dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida. (1 Pedro 3:7)

En nuestro idioma, hay ciertas palabras que tienen un significado poderoso. Cuando se usan, las asociamos al respeto. Estas palabras nunca pierden su carácter eterno, su clase ni su dignidad. Hoy, nos concentraremos en una de ellas. Es la palabra honor.

Honrar a alguien significa respetarlo y tenerlo en alta estima, tratarlo como a una persona especial y de gran valor. Cuando le hablas, tus palabras son puras y comprensibles; eres cortés y educado. Cuando esa persona te habla, tomas en serio lo que dice, dándole peso y relevancia a sus palabras. Cuando te pide que hagas algo, te adaptas como puedes, por el solo respeto que le tienes.

La Biblia nos dice que "honremos" a nuestro padre y a nuestra madre, y a las autoridades. Es un llamado a reconocer la posición o el valor de otra persona. El honor es una palabra noble.

En especial, esto es cieno en el matrimonio. Honrar a tu pareja significa prestarle toda tu atención, en lugar de hablarle desde atrás de un periódico o con un ojo en la televisión. Cuando se toman decisiones que afecten a ambos o a toda la familia, le das la misma importancia en tu mente a la opinión de tu cónyuge. Honras lo que tiene para decir. Significa mucho para ti, y debería saberlo por la manera en que lo tratas.

Sin embargo, hay otra palabra que nos llama a alcanzar un propósito más alto, una palabra que a menudo no identificamos con el matrimonio, aunque no se puede subestimar su relevancia. Es una palabra que constituye el fundamento del honor: la razón
misma por la cual respetamos y tenemos en alta estima a nuestro cónyuge. Esa palabra es santo.

Decir que tu cónyuge debería ser "santo" para ti, no significa que sea perfecto. La santidad significa que está apartado para un propósito supremo: ya no común ni cotidiano sino especial y único. Nadie puede competir en tu corazón con una persona que para ti es santa. Es sagrada, alguien a quien honrar, alabar y defender.

La novia trata de esta manera su vestido. Luego de usarlo en su día especial, lo cubre y lo protege, y luego lo separa de todo lo demás en su armario. No la verás usándolo cuando trabaja en el jardín o sale de paseo. Su vestido de novia tiene un valor propio. De esta manera, es santo y sagrado para ella.

Cuando dos personas se casan, cada cónyuge pasa a ser "santo" para el otro, mediante la santidad inherente al matrimonio. Esto significa que ninguna otra persona en el mundo debe disfrutar de este nivel de compromiso y expresión de afecto de tu parte. La relación entre ustedes no se compara a ninguna otra. Compartes la intimidad física sólo con ella, sólo con él. Estableces un hogar con esta persona. Tienes hijos con ella. Tu corazón, tus posesiones, tu vida misma deben estar absortos en este lazo singular que compartes sólo con esta persona.

¿Las cosas son así en tu matrimonio? ¿Tu cónyuge diría que lo honras y lo respetas? ¿Lo consideras apartado y de gran valor para ti? ¿Crees que es santo?

Quizá, no lo sientas, y tal vez sea por una buena razón. Tal vez quisieras que algún desconocido pudiera ver cuánta falta de respeto recibes de parte de tu esposo o esposa (alguien que hiciera que tu cónyuge se sintiera avergonzado al salir a la luz quién es en realidad a puertas cerradas).

Sin embargo, con el amor las cosas son distintas. El amor honra aún cuando lo rechazan; trata a su amado como alguien especial y
sagrado aún cuando lo único que recibe a cambio es una actitud
desagradecida.

Por supuesto, es maravilloso cuando los dos esposos están unidos
en este propósito, cuando siguen el mandamiento bíblico de ser
"afectuosos unos con otros" en amor y se dan preferencia el uno al
otro (Romanos 12:10). "Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal" (Hebreos 13:4 NVI).

No obstante, cuando tus intentos de honra no son correspondidos,
debes honrar igualmente. El amor se atreve a hacerlo; a decir:
"Valoraré nuestra relación por sobre todas las demás. El mayor
sacrificio que esté dispuesto a hacer, lo haré por ti. Con todos tus
fracasos, tus pecados, tus errores y tus defectos (pasados y
presentes) igual decido amarte y honrarte". Así se crea una
atmósfera para reavivar el amor. Así guías tu corazón a volver a
amar de verdad a tu cónyuge. Y eso es lo bueno del honor.

El desafío de hoy

Elige una manera de demostrarle honor y respeto a tu
cónyuge que sea diferente de lo habitual. Quizá sea abrirle la
puerta a tu esposa. Tal vez sea guardarle la ropa a tu esposo.

Quizá sea la forma en la que escuches y hables cuando se
comuniquen. Muéstrale a tu cónyuge que lo tienes en alta
estima.

Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.

¿Cómo elegiste demostrar honor? ¿Cuál fue el resultado? ¿De qué
otras maneras podrías demostrar honor durante los próximos días?
Los honraré y no serán menospreciados. (Jeremías 30:19)

01/11/2020

El amor es Incondicional.

El amor causa una buena impresión
31/10/2020

El amor causa una buena impresión

DÍA 9: EL AMOR CAUSA UNA BUENA IMPRESIÓN

Saludaos unos a otros con un beso de amor. (1 Pedro 5:14)

Hasta ahora, has tratado muchos temas importantes en esta travesía. Aprender a demostrar aspectos del amor como la paciencia, la bondad y el aliento no siempre es fácil pero sin duda es fundamental para una relación saludable. Así que quizá parezca intrascendente hablar sobre la manera en que saludas a tu cónyuge todos los días, pero esta pequeña cuestión tiene una importancia sorprendente.

La manera en que una pareja se saluda dice mucho de su relación. Se puede ver en la expresión, el semblante y en la manera en que se hablan. El contacto físico lo hace aún más evidente. ¿Pero cuánta importancia deberías darle a un saludo?

La Biblia tiene para decir sobre los saludos más de lo que quizá supongas. El apóstol Pablo se tomó tiempo para alentar a sus lectores a saludarse con calidez cuando se encontraran.

Es más, cerca del final de su carta a los romanos, les pidió a los creyentes que saludaran de su parte a 27 de sus amigos y seres queridos. Incluso se tomó el tiempo para enumerarlos por su nombre.

Sin embargo, no se trata solo de tus amigos. Jesús observó en el Sermón del Monte que aún los paganos les hablan con amabilidad a las personas que quieren. Eso es sencillo para cualquiera. Sin embargo, Jesús fue más allá y dijo que para ser piadoso, también había que ser lo suficientemente humilde y misericordioso como para tratar con bondad a los enemigos.

Esto plantea una pregunta interesante. ¿Cómo saludas a tus amigos, a tus compañeros de trabajo y a tus vecinos? ¿Y a tus conocidos y a los que encuentras en público?

Quizá te encuentras con alguien que no te agrada demasiado, pero lo saludas por cortesía. Así que si eres tan agradable y educado con las demás personas, ¿no se merece tu cónyuge lo mismo? ¿Diez veces más?

Es probable que no pienses en esto muy a menudo: en lo primero que le dices a tu pareja al despertar por la mañana, en la expresión de tu rostro cuando entras al auto, en la energía de tu voz cuando hablas por teléfono; pero aquí tienes otra cuestión que probablemente no te detengas a considerar: lo distinto que sería el día de tu cónyuge si expresaras con todo tu ser lo feliz que estás de verlo.

Cuando alguien comunica que está feliz de verte, aumenta tu autoestima. Te sientes importante y valorado porque un buen saludo crea un marco para una interacción positiva y saludable. Al igual que el amor, te impulsa a seguir adelante.

Recuerda la historia del hijo pródigo que contó Jesús. Este joven rebelde exigió el dinero de su herencia y lo malgastó en un estilo de vida insensato; pero pronto, sus malas decisiones lo alcanzaron y llegó a comer las sobras de una pocilga. Humillado y avergonzado, ensayó sus disculpas e intentó pensar en la mejor manera de volver a su casa y enfrentar a su padre. Sin embargo, no lo recibieron como esperaba. “Y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó” (Lucas 15:20).

De todas las posibles situaciones que este joven había imaginado, es probable que esta haya sido la última que esperaba. ¿Cómo crees que se sintió al recibir el abrazo de su padre y escuchar su tono agradecido? Sin duda, se sintió amado y apreciado una vez más. ¿Cuál crees que fue el resultado en la relación entre ellos?

¿Qué clase de saludos harían que tu pareja se sintiera de esa manera? ¿Cómo podrías despertar sus distintos sentidos con una
simple palabra, un toque o un tono de voz? Un saludo amoroso

puede bendecir a tu cónyuge por medio de lo que ve, escucha y
siente.

Piensa en las oportunidades que tienen de saludarse regularmente.
Cuando llegas a casa. Cuando se encuentran a almorzar. Cuando se
dan las buenas noches. Cuando hablan por teléfono.

No es necesario que seas siempre audaz y espectacular; pero añadir calidez y entusiasmo al trato te da la oportunidad de tocar el
corazón de tu pareja de maneras sutiles y tácitas.

Piensa en tu forma de saludar. ¿La usas bien? ¿Tu cónyuge se siente valorado y apreciado? ¿Se siente amado? aún si no se están
llevando muy bien, puedes disminuir la tensión y otorgarle valor
por tu modo en que lo saludas.

Recuerda, el amor es una decisión. Así que decide cambiar tu
forma de saludar. Elige amar.

El desafío de hoy

Piensa una manera específica en la que te gustaría saludar
hoy a tu cónyuge. Hazlo con una sonrisa y con entusiasmo.

Luego decide cambiar tu forma de saludar para reflejar tu
amor por él.

Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.

¿Cuándo y en dónde elegiste llevar a cabo tu saludo especial?

¿Cómo cambiarás tu forma de saludar de ahora en adelante?

Pues he llegado a tener mucho gozo y consuelo en tu amor. (Filemón 7)

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