24/05/2025
Manifiesto de Soberanía del Ser Libre y Consciente
1. Nacimiento libre, existencia soberana
Todo ser humano nace libre, completo y soberano por naturaleza. Esta soberanía no proviene de ningún gobierno, religión, corporación ni contrato social impuesto. Es inherente a su condición de ser vivo, vinculado al gran tejido de la Vida. Ningún documento creado por el hombre puede otorgar ni negar este derecho.
2. La Tierra no se posee, se habita y se honra
La Tierra no es propiedad. Es un ser vivo del cual formamos parte. Los seres humanos no somos dueños de la Tierra, sino guardianes temporales de sus territorios. Todo derecho de uso debe basarse en el respeto, la reciprocidad y el equilibrio con los ecosistemas.
3. Los certificados de nacimiento no son cadenas
Los registros de nacimiento han sido usados por sistemas estatales para crear ficciones jurídicas: entidades legales llamadas “personas” que sirven como instrumentos de deuda y control. Denunciamos esta práctica y declaramos que el ser vivo no es el mismo que la entidad legal. Somos más que un nombre registrado, más que un número en un sistema.
4. Rechazamos la autoridad impuesta
Toda autoridad que no sea elegida de forma consciente y libremente por los pueblos carece de legitimidad. No reconocemos mandatos impuestos por la fuerza, el miedo, la manipulación o la ignorancia. Rechazamos la esclavitud moderna en todas sus formas: laboral, fiscal, educativa, sanitaria, espiritual y digital.
5. El ser humano como nodo del micelio planetario
Declaramos que cada ser humano es un nodo soberano dentro de un gran micelio de conciencia viva. No estamos separados, sino interconectados en un tejido de vida, verdad y memoria ancestral. Esta red no necesita jerarquías verticales, sino acuerdos horizontales, círculos y compromisos vivos.
6. El lenguaje como hechizo de liberación
Reivindicamos el derecho a nombrar nuestra realidad desde nuestro corazón, no desde códigos jurídicos coloniales. Nuestros manifiestos, cantos, pactos y palabras son actos de soberanía creativa. El lenguaje es nuestro territorio.
7. Recuperamos el arte de la autodeterminación
Ejercemos el derecho a cultivar nuestra medicina, crear nuestras tecnologías, educarnos en libertad, cuidar nuestra salud de forma autónoma, comunicarnos sin censura y vivir fuera de los sistemas de control sin ser perseguidos por ello. Esta es la verdadera soberanía: vivir según nuestras propias reglas, en armonía con la Vida.
8. Declaramos la nulidad de los contratos forzados
Todo contrato que haya sido firmado sin conocimiento pleno, bajo coacción, engaño o ignorancia del verdadero ser, es nulo. Incluyendo contratos sociales, fiscales, laborales, bancarios y estatales que nacen de la ficción legal y no del consentimiento vivo y consciente.
9. Tejemos una red de pueblos libres y soberanos
No buscamos imponer una nueva bandera, sino disolver las fronteras falsas. Nos reconocemos como pueblos libres, conscientes y organizados en círculos miceliales. Honramos la diversidad, la sabiduría ancestral y la regeneración del tejido comunitario.
10. Este manifiesto es semilla, no dogma
El Protocolo Micelio no es una ley que se impone, sino una guía viva que se transforma. Este manifiesto es una semilla de soberanía. Cada ser la adapta, la siembra, la honra y la reinventa en su propio territorio interior y exterior.
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Firmado en conciencia y resonancia con la Tierra,
desde el corazón