27/09/2025
EL TEJIDO NERVIOSO CONTIENE ASTROCITOS, QUE NUTREN Y PROTEGEN A LAS NEURONAS
El tejido nervioso no está compuesto únicamente por neuronas. Junto a ellas, existe un grupo de células especializadas llamadas glías, cuya función es sostener, nutrir y proteger la red neuronal. Entre ellas, los astrocitos son los más abundantes y cumplen un papel fundamental para que las neuronas puedan trabajar de manera eficiente.
Los astrocitos reciben su nombre por su forma estrellada y se distribuyen por todo el sistema nervioso central. Su función principal es nutrir a las neuronas, ya que almacenan y liberan glucosa en forma de lactato, una fuente inmediata de energía para las células nerviosas. Además, regulan el equilibrio de iones y neurotransmisores en el espacio extracelular, asegurando que la comunicación eléctrica y química entre neuronas ocurra sin interferencias.
Pero su papel va mucho más allá de la nutrición. Los astrocitos también forman parte de la barrera hematoencefálica, una estructura que controla el paso de sustancias desde la sangre hacia el cerebro, actuando como filtro protector frente a toxinas o agentes infecciosos. De esta manera, contribuyen a mantener un entorno cerebral seguro y estable.
Otra función clave es su participación en la reparación del tejido nervioso. Ante una lesión o enfermedad, los astrocitos se activan y generan una especie de “cicatriz glial” que contiene el daño, evitando que se expanda. Aunque este proceso puede limitar la regeneración neuronal, también cumple un papel protector indispensable.
La investigación reciente ha demostrado que los astrocitos no son simples células de apoyo, sino actores activos en la transmisión de información, ya que liberan moléculas señalizadoras que influyen en la plasticidad sináptica y en la formación de nuevas conexiones neuronales.
El hecho de que el tejido nervioso contenga astrocitos que nutren y protegen a las neuronas subraya que el cerebro es una sinfonía de cooperación celular. Mientras las neuronas transmiten los mensajes, los astrocitos aseguran que esas señales viajen en un ambiente equilibrado, seguro y nutrido. Sin ellos, el sistema nervioso no podría sostener la complejidad que define el pensamiento, la memoria y la conciencia.