
17/07/2025
Ya no me deslumbra el cabello largo, las plumas, los collares, ni el humo del incienso.
Ya no me emocionan los cantos medicina ni las palabras bonitas llenas de “sabiduría”.
He conocido demasiados “hombres medicina”, “sanadores” y “chamanes”
que apenas pueden sostenerse a sí mismos.
Hombres heridos, adictos, narcisistas disfrazados de guías espirituales.
Mucho ego envuelto en túnicas, mucho discurso, pero poca coherencia.
Ya no busco lo sagrado en la forma.
Ahora me importa lo que han construido con sus actos,
su capacidad de amar con madurez,
su integridad cuando nadie los ve.
Ya no me enamoro de la ceremonia,
sino de la verdad que hay detrás del silencio.
Prefiero al hombre sencillo, real, presente.
El que no se cree un maestro, pero vive con valores.
Porque ya entendí:
no todo el que canta bonito sana,
no todo el que se llama “medicina” cura.
Y no todo el que habla de luz
está libre de su sombra no enfrentada.
Merlyna