
16/08/2025
No era un juego…era una promesa!
El niño se inclinó, con las manos frías y los ojos brillando de emoción.
El perro levantó su pata, con la calma de quien entiende más con el corazón que con las palabras.
En ese instante, no había edad, ni especie, ni diferencias.
Solo dos almas reconociéndose!
La mano pequeña sostenía la pata con cuidado,
como si fuera un tesoro frágil que no quería perder.
Y los ojos del perro…eran los de alguien que sabe que, pase lo que pase, ya no estará solo.
Porque a veces la amistad verdadera no empieza con un "hola”,
empieza con un pacto silencioso que dice:
“Desde hoy… caminamos juntos” ❤🐾
Tomado de la web
- créditos a su autor -