23/05/2024
El tacto humano como herramienta terapéutica posee un profundo impacto en nuestro sistema nervioso. Hay estudios que demuestran que los masajes infantiles reducen significativamente el llanto y los niveles de cortisol en bebés prematuros, ayudando a su desarrollo emocional y bienestar. Aunque no requerimos un estudio para saber que como adultos el contacto físico positivo: abrazos, masajes o caricias, reducen la ansiedad y la depresión, mejoran el estado de ánimo y la autoestima, logrando disminuir el dolor y la tensión muscular, fortalecen los vínculos y la confianza y promueven la sensación de bienestar y seguridad.
Por medio del tacto también se desarrollan habilidades manuales, se fortalece la concentración y coordinación, se facilita el aprendizaje desarrollando el cerebro creando nuevas conexiones neuronales, se genera autoconfianza y autoestima, paciencia y perseverancia, todas esenciales para superar obstáculos y alcanzar metas, además de reducir la ansiedad, el estrés o la depresión. Por ello acciones como: tejer, escribir, pintar, coser, esculpir, tocar un instrumento musical, le permiten a tu cuerpo coleccionar habilidades que permitirán decir con tranquilidad: SOY SUFICIENTE para afrontar mi salud mental; tú eres todo lo que necesitas para comenzar a cuidarte.