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                                            Todas las tradiciones espirituales, en su esencia más pura, nos invitan a vivir en armonía con la vida.
Desde el budismo, que enseña la no violencia (ahimsa), hasta el cristianismo, que habla del amor al prójimo, o las cosmovisiones indígenas, que honran el espíritu de cada ser, todas reconocen que la vida es sagrada y que dañar a otros seres es también herirnos a nosotros mismos.
Sin embargo, en nuestras culturas, parece incuestionable decir que usar y matar animales está mal, hablar del veganismo se percibe casi como un pecado.
¿Cómo puede ser una falta hablar de amor y respeto hacia los animales? ¿Cómo puede ser eso lo extremo?
Estamos en un tiempo muy distinto al de Jesús o San Francisco. En sus épocas era dificil imaginar una vida sin explotación animal; pero hoy, con todo el conocimiento, la tecnología y las opciones que tenemos, seguir participando del sufrimiento animal no es necesidad, es elección.
Y si ellos vivieran hoy, con el corazón puro que los guiaba, eligirían el veganismo, porque es una postura ética que se alinea con la compasión, el amor y el respeto hacia todos los seres.
Creo que el tema de juzgar merece ser mirado con más lógica y sensibilidad. No pienso que esté bien juzgar a las personas, pero sí creo que debemos juzgar las acciones. No a la ligera, pero tampoco justificando el daño que hacemos a otros seres con frases como “cada quien está en su proceso” o “todos tenemos una vida difícil”. Es cierto, hay dolores y contextos complejos, pero eso no nos da derecho a pasar por la vida de otros hiriendo, descuidando o siendo injustos. Además, decir que juzgar está mal ya es, en sí mismo, un juicio. Y hay acciones que debemos categorizar claramente como dañinas: si alguien viola a una niña o roba a otro, no podemos quedarnos en la neutralidad. Por evitar juzgar, se podrían justificar muchas cosas terribles. Sería muy peligroso caer en esa indiferencia, porque es justo esa falta de discernimiento la que sostiene tantas violencias. Lo que los humanos hacemos hoy con los animales —matar, usar, justificar el dolor ajeno— no es distinto de las injusticias que cometemos entre nosotros. 
Mural.  
Texto. .os.om                                        
 
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                                                                                     
                                         
   
   
   
   
     
   
   
  