
13/02/2025
Meditemos. Tener una actitud positiva cuando algo te motiva, no requiere ningún esfuerzo, pero depende de dicho estímulo externo. Por ejemplo, como te gusta tu deporte o trabajo, fluye tu actitud positiva. Ahora bien, si no es el caso y te disgusta parte de tu deporte o trabajo, la actitud positiva tiende a desaparecer, ¿entonces la solución es cambiar de actividad?
Hay padres de familia que cambian a sus hijos muy pronto de club deportivo o personas que se apresuran a cambiar de trabajo, sin antes probar un cambio de actitud. ¿Qué es mejor, cambiar de actividad o cambiar de actitud?
A la mejor decimos que es mejor cambiar de actitud, pero puede resultar más sencillo cambiar de actividad, porque asumir una actitud positiva cuando no es agradable lo que se está experimentando en el contexto deportivo o laboral, es algo que requiere mucho esfuerzo.
A menudo, es preferible quejarse, echar culpas o señalar errores de profesores o jefes, antes que intentar un cambio de actitud frente a la corrección o tensionante situación, creyendo que es más sencillo que lo externo cambie y el último recurso sea cambiar lo interno, esto es, la actitud.
Un cambio de actitud implica la voluntad para no quedarse con lo malo, sino más bien aceptar la oportunidad de mejora y tomar la confrontación como un regalo y no como un regaño.
Si la actitud positiva te fluye, has encontrado un precioso cofre en tu actividad, pero si la actitud positiva la adquieres, el tesoro que hay adentro será tuyo, porque hay más valor en la actitud positiva que pones cuando te sientes mal, que la actitud positiva que tienes cuando te sientes bien.