
06/07/2025
A veces nos pasamos la vida persiguiendo promesas externas: éxitos, reconocimientos, seguridades… como si al alcanzarlas finalmente fuéramos a estar completos.
Pero en el fondo, muchas de esas promesas resultan ser espejismos: hermosas y provocativas desde lejos, pero sin sustancia verdadera cuando las tocamos o alcanzamos.
Comprender esto no es una pérdida, sino una bendición. Nos lleva de vuelta a casa, a ese espacio sagrado dentro de nosotros donde habita la fe en lo que somos. Descubrimos que lo más real no está fuera, sino en el coraje de creer en uno mismo.
Y es desde ahí, desde esa confianza silenciosa, donde empezamos a convertirnos en algo valioso: no por lo que el mundo espera, sino por lo que verdaderamente somos.
Esa es la obra maestra: la de quien se construye desde adentro, con verdad, amor y propósito.