10/06/2025
No pensé que una pierna hinchada pudiera ponerme en riesgo mi vida …
Al principio era apenas una molestia.
Un poco de pesadez en la pierna derecha.
La típica inflamación que uno asocia con estar de pie mucho rato, con el cansancio, con no dormir bien.
Nada que alarmara demasiado.
Pero comencé a notar algo distinto:
La hinchazón no desaparecía al descansar.
Cada día era más evidente.
La pierna se sentía caliente, tensa… y al presionar, quedaba una marca profunda que tardaba en desaparecer.
No tenía fiebre.
No me sentía enfermo.
Pero sabía que algo no estaba bien.
El verdadero impacto fue cuando el médico me miró y dijo:
“Tienes una trombosis venosa profunda.”
Un coágulo.
Silencioso.
Peligroso.
Instalado en una vena profunda de la pierna…
esperando una oportunidad para viajar a los pulmones.
Me explicaron que podría haber tenido una complicación muy grave si no buscaba ayuda a tiempo.
Y todo por pensar que era “solo retención de líquidos”.
Desde entonces, entendí algo esencial:
El cuerpo siempre habla.
No hay síntomas pequeños cuando se trata de salud.
Postergar una consulta puede ser un riesgo muy serio.
A quien esté leyendo esto, le dejo este mensaje:
• Si tienes una pierna más hinchada que la otra, préstale atención.
• Si hay dolor creciente, sensación de calor, tensión o un color diferente: actúa.
• No normalices lo anormal.
• No esperes a que algo leve se convierta en una emergencia.
Buscar ayuda a tiempo puede marcar toda la diferencia.
Y créeme: no querrás descubrir lo que es un coágulo… cuando ya no hay margen para actuar.
Advertencia: Este contenido es informativo y no reemplaza la consulta con un profesional de salud. Si tienes síntomas persistentes, consulta de inmediato.