
21/05/2025
Pensé que era el fin de mi vida intima como hombre...
Nunca creí que me iba a pasar a mí.
Al principio lo tomé como algo aislado. Pensé: "estoy cansado", "fue el estrés", "seguro mañana estaré bien".
Pero ese mañana nunca llegó.
Empezaron los silencios incómodos. Las excusas.
Las miradas de mi pareja… primero de preocupación, luego de duda, y finalmente, de decepción.
La verdad es que no podía.
Quería… pero mi cuerpo no respondía.
Y lo peor no fue fallar una vez. Lo peor fue el miedo de volver a fallar…
Ese miedo que se mete en tu cabeza y te desconecta de todo.
Dejas de buscarla. Dejas de tocarla. Dejas de mirarla igual.
Porque en el fondo sabes que, si se enciende el momento… tú no vas a estar a la altura.
Perdí confianza.
Me sentía menos hombre.
Me volví más inseguro, más irritable, más distante.
Pensé en rendirme. En aceptar que eso ya era parte de la edad.
Pero algo dentro de mí no quería rendirse.
Así que empecé a buscar, pero no quería depender de pastillas.
Necesitaba una solución real, duradera, que me devolviera el control sin tener que esconderme detrás de una dosis.
Fue ahí cuando empecé a entender que el problema no era solo físico.
Era hormonal. Era emocional. Era circulatorio.
Era todo lo que estaba haciendo mal, desde mi alimentación, hasta mi manera de respirar.
Cambié muchas cosas.
Empecé a moverme más. A comer diferente. A dejar el azúcar y los procesados.
Aprendí ejercicios que jamás imaginé que existían.
Técnicas de respiración. Visualización.
Hasta un simple té por la noche se volvió parte de mi rutina.
Y poco a poco, algo dentro de mí volvió a despertar.
Una mañana, sin pensarlo, pasó.
Me sentí fuerte. Con ganas. Con poder. Como antes.
Pero esta vez con más conciencia de lo que realmente importa.
Hoy no tengo miedo.
No por ser invencible, sino porque sé cómo cuidarme, cómo reaccionar, cómo mantenerme firme, literalmente y emocionalmente.
Si estás pasando por eso, solo quiero decirte algo:
No estás solo. Y no estás roto.
A veces solo necesitas dejar de callarlo…
Y empezar a hacer algo por ti, desde adentro.
¿Te ha pasado algo parecido? Puedes desahogarte en los comentarios, sin juicios. Aquí hablamos entre hombres.