17/10/2025                                                                            
                                    
                                                                            
                                            La noticia de la muerte de Baby Demoni, la joven influencer colombiana, ha llenado las redes de teorías, comentarios y juicios. Algunos hablan de suicidio, otros de homicidio… pero más allá de eso, lo verdaderamente doloroso es ver cómo la empatía se pierde entre las palabras frías y las miradas llenas de prejuicio.
He leído cientos de opiniones que se centran en lo superficial: su nombre artístico, su forma de vestir, sus tatuajes. Como si eso definiera su valor. Como si una piel marcada o un estilo diferente anularan su humanidad.
Y me pregunto: ¿en qué momento dejamos de mirar el corazón y empezamos a mirar solo la apariencia?
Desde la psicología, esto duele. Porque detrás de cada foto, de cada historia, de cada “perfil” en redes, hay un ser humano que siente, que llora, que busca ser comprendido.
Y tal vez, en su silencio, había un grito de ayuda que nadie escuchó… porque estábamos demasiado ocupados juzgando.
No importa si su partida fue por sus propias manos o por las de alguien más. Lo que sí importa es que una vida se apagó, mientras muchos siguen encendiendo el fuego del juicio sin conocer la historia.
Juzgamos lo que no entendemos, y lo que no entendemos… a veces lo destruimos con nuestras palabras.
Hoy te invito a hacer una pausa.
A mirar con el alma, no con los ojos.
A recordar que detrás de cada historia hay un dolor que no se ve, y que solo el Creador conoce lo que habita en cada corazón.
💬 Porque al final, los tatuajes se ven… pero las heridas del alma no. Y esas son las que más duelen.
¿Que opinan de esta historia? Los leemos