27/04/2013
“Nadie se muere en la víspera”
Por: Ximena Oquendo H. estudiante de comunicación social UCO
Soraida Gómez es una mujer de 49 años, optimista, liberada, estricta y echada pa`lante, que después de vencer el cáncer de seno vive feliz con su familia, viendo cada día como el último, disfrutando de su rol de madre y esposa, desapegada de lo superficial y lo material.
En la intimidad de su casa en el municipio de Rionegro donde tiene su hogar desde hace 14 años y a donde llego oriunda del municipio de San Luis, y que comparte con su esposo Juan Carlos Montoya y sus tres hijos: Sebastián, Mariana y Tomas.
Un día cualquiera del año 2010, Soraida se realizaba el auto examen de seno, cuando detecto un pequeño abultamiento como dice ella del tamaño de un “frijol cargamanto duro” y de inmediato se fue para el médico donde le hicieron una biopsia, pues se comenzaba a sospechar un cáncer de seno y debería iniciar el tratamiento de inmediato para controlar la enfermedad.
Con sangre fría Soraida asume su diagnóstico y responde con valentía: “Ah pero yo de eso no me voy a morir”. Pero si le aterraba el cómo le iba a contar a su esposo, pues a sus hijos no vea la necesidad de contarle aun pues no quería preocuparlos ya que eran los mejores estudiantes. Ella quería seguir atendiéndolos como si nada pasara. “Mientras no me duela nada, tenga el alma contenta y yo me pueda levantar todos los días a las 5:30 de la mañana a despachar mis niños, voltear y recogerlos no les contaré. Uno no se muere en la víspera…hay que disfrutar la vida, los amigos, la familia; uno no sabe cuándo se va a morir”. Agrega Soraida con un optimismo admirable.
Con la misma actitud con que tomo las palabras de su médico le conto a su esposo que tenía cáncer; el de inmediato le dijo “¡no me diga eso, mentirosa!” y ella afirma “si mi amor”. Con amor y comprensión los dos se apoyaron y estaban seguros que saldrían triunfantes de esta dura prueba que la vida les había puesto. Con empeño y constancia empezó a realizar los trámites en su EPS para iniciar el tratamiento y posteriormente su operación.
Al poco tiempo la operaron de una cuadrantectomia en la cual le extrajeron el tumor, afortunadamente sin afectar el resto de seno, luego el doctor le sugirió que debía viajar diario a Medellín para comenzar con la radioterapia y cada 21 días a quimioterapia; ella con humor le respondió “¿entonces voy alistando la peluca?…Si hay necesidad yo me tuso antes de comenzar” pero no hubo necesidad ya que este tratamiento no le dio efectos secundarios, según los médicos debido a su actitud positiva y amor a la vida.
A los quince días de la operación le contó a sus hijos que tenía cáncer pues había sido un secreto entre ella y su esposo, pues no querían preocuparlos.
Al recibir la noticia ellos reaccionaron angustiados y comenzaron a mostrar su impacto con sus bajas notas en los estudios, pues siempre estaban pendientes de su madre y el seguimiento médico que llevaba.
Ella nunca abandonó sus quehaceres, su rol de esposa y madre, siempre estuvo dispuesta para ellos. Soraida expresa que “uno no debe auto compadecerse, ni deprimirse porque es ahí donde uno verdaderamente se enferma, por ello yo le dije a todos: sigan sus vidas tranquilos, no se preocupen por mí, yo estoy bien”.
Después de año y medio estaba libre del cáncer y ya más tranquila que de costumbre aprovecha cada día de su vida al máximo al lado de los que quiere. Hoy se siente feliz y realizada como mujer trabajando como vendedora de propiedad raíz y dama voluntaria en el Hospital San Juan de Dios del Rionegro. Donde aporta su solidaridad con los más necesitados, pues como dice su esposo “Es muy entregada al prójimo, primero los demás que ella misma”.
“Las cosas del corazón son más dolorosas que los dolores físicos… Hay que ser feliz y estar preparado para morir, se debe vivir el presente porque cuando uno está haciendo bien las cosas no se debe preocupar por el futuro, y menos por el pasado, en el presente está el pasado”. “Los problemas son para solucionarlos, son una oportunidad para mejorar y le repito, uno no se puede dejar morir, nadie se muere en la víspera”.